(CNN) – En el desierto del Sahara, uno de los entornos más inhóspitos que se puede imaginar, crece a buen ritmo una solución natural a la crisis climática.

La empresa londinense Brilliant Planet alquiló 6.100 hectáreas de terreno a las afueras de la remota ciudad costera de Akhfenir, en el sur de Marruecos, encajonada entre el océano Atlántico al norte y el Sahara al sur. Y lo está utilizando para cultivar algas.

Las algas absorben dióxido de carbono atmosférico y emiten oxígeno mediante la fotosíntesis, y llevan haciéndolo desde antes de que existieran las primeras plantas terrestres.

Adam Taylor, CEO de Brilliant Planet, afirma que la empresa desarrolló un método para cultivar algas a un ritmo exponencial, empezando en un laboratorio y terminando en piscinas de 12.000 metros cuadrados de agua de mar de origen local. Taylor afirma que el proceso imita una floración natural de algas, y que un tubo de ensayo de algas puede multiplicarse hasta llenar 16 de estas piscinas gigantes, el equivalente a 77 piscinas olímpicas, en tan solo 30 días.

Las algas se extraen del agua, se bombean a una torre de 10 pisos y se pulverizan en el aire del desierto. En los aproximadamente 30 segundos que tarda en llegar al suelo, el aire caliente seca la biomasa, dejando copos de algas hipersalinas que pueden recogerse y enterrarse a poca profundidad, secuestrando su carbono durante miles de años, afirma la empresa.

“Las soluciones basadas en la naturaleza son una forma estupenda de eliminar carbono”, declaró Taylor a CNN, argumentando que los desiertos son un entorno poco aprovechado.

“No cuesta mucho dinero alquilar el desierto (y) a los gobiernos les entusiasma tener cualquier actividad económica”, continuó. Además, “no compites con las granjas, no compites con los bosques, estás fuera del camino, no molestas a la gente”, afirmó.

Eliminar el dióxido de carbono

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) calcula que, para limitar el calentamiento global a 1,5 °C de aquí a 2100, será necesario eliminar de la atmósfera cientos de miles de millones de toneladas de dióxido de carbono.

La mejor manera de hacerlo es objeto de un acalorado debate. Se han propuesto muchas soluciones de captura de carbono, pero la que más titulares ha acaparado es la captura directa en el aire.

Esta tecnología, que ha recibido un respaldo multimillonario del Departamento de Energía de Estados Unidos, utiliza máquinas con filtros para depurar el dióxido de carbono de la atmósfera, que luego puede almacenarse bajo tierra o utilizarse en materiales como el concreto.

Sin embargo, la tecnología sigue siendo de pequeña escala, mientras que sus detractores dicen que es cara, consume mucha energía y no está probada.

planta captura carbono

La fábrica de Climeworks en la central eléctrica de Hellisheidi, cerca de Reikiavik, Islandia, utiliza la captura directa del aire para atrapar el dióxido de carbono atmosférico antes de secuestrarlo. Crédito: Halldor Kolbeins/AFP/Getty Images

Otras soluciones, como la plantación de árboles, el biocarbón y la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, han tratado de aprovechar las capacidades naturales de captura de carbono de la flora del planeta. Cada una tiene sus pros y sus contras, como la infraestructura necesaria y la duración del secuestro.

Taylor afirma que la solución de Brilliant Planet puede eliminar permanentemente 30 veces más dióxido de carbono de la atmósfera por hectárea y año que un bosque europeo típico.

En un correo electrónico, Fatna Ikrame El Fanne, ingeniera medioambiental y cofundadora del movimiento comunitario Youth For Climate Morocco, describió el uso de algas como “una estrategia nueva y prometedora” que “ejemplifica un uso innovador de un proceso natural para abordar un problema mundial urgente”.

Las características geográficas de Marruecos lo convierten en un entorno idóneo, afirmó. “Hay enormes regiones desérticas en el país que podrían convertirse en proyectos de captura y almacenamiento de carbono“, añadió.

No obstante, El Fanne se mostró cauta. “La producción de microalgas a gran escala podría dañar los ecosistemas locales, forzar los recursos hídricos y modificar los hábitats”, dijo. “Se necesitan enfoques de gestión sostenible de la tierra, consumo eficiente del agua, restauración ecológica, cumplimiento de la normativa, participación de la comunidad y supervisión continua”.

Preparándose para florecer

brilliant planet algas

Vista aérea de las algas que crecen en un estanque piloto en las instalaciones de Brilliant Planet en el sur de Marruecos. Crédito: cortesía de Brilliant Planet

La planta piloto de Brilliant Planet ocupa tres hectáreas, y el año que viene se ampliará a una instalación de demostración de 30 hectáreas en Akhfenir. La empresa tiene planes para una granja de 200 hectáreas y luego de 1.000 hectáreas.

Las instalaciones de 1.000 hectáreas representan un sitio comercial de referencia que crearía unos 250 empleos, en su mayoría para trabajadores locales cualificados, según Taylor.

Brilliant Planet planea vender créditos de carbono para financiar su funcionamiento y expansión. En julio anunció su primer gran acuerdo, con la empresa tecnológica mundial Block, para eliminar 1.500 toneladas de dióxido de carbono de aquí a 2027.

Los sistemas de compensación de emisiones de carbono son cada vez más populares, pero el sector ha sido acusado de falta de transparencia y regulación, y de dudosa eficacia.

La mayoría de los créditos de carbono adquiridos son en forma de evitación (como evitar la deforestación) más que de eliminación de carbono, afirmó Robert Höglund, asesor independiente sobre el clima.

Höglund es cofundador de cdr.fyi, una plataforma que supervisa el mercado mundial de eliminación de dióxido de carbono. De los más de 4 millones de toneladas de CO2 compradas por las empresas cotizadas (entre ellas Block), hasta la fecha se ha eliminado poco más del 2%, pero eso no es necesariamente motivo de preocupación, dijo.

“La principal razón para comprar hoy la eliminación de carbono es seguir innovando y ayudar al incipiente sector a crecer para satisfacer sus necesidades futuras, no maximizar el número de toneladas eliminadas hoy”, explicó Höglund. “Al precomprar toneladas a empresas emergentes, se pueden construir instalaciones pioneras y probar los métodos”.

Planta piloto de Brilliant Planet en Akhfenir (Marruecos). La empresa ha arrendado más de 6.000 hectáreas y tiene previsto ampliar sus operaciones a lo largo de la década. Crédito: Cortesía de Brilliant Planet

Taylor espera que los copos de algas, tangibles y medibles, hagan atractivo el modelo de Brilliant Planet. Hasta la fecha, Brilliant Planet ha recibido una inversión de más de US$ 26 millones y tiene prevista otra ronda de financiación a finales de este año.

Su objetivo es eliminar un millón de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, las mismas emisiones anuales de 217.000 automóviles, para finales de la década. Para ello serían necesarias 10.000 hectáreas en varios sitios clave y una inversión de unos US$ 1.000 millones, según Taylor.

El CEO no se deja intimidar por ninguna de estas cifras. “En todo el mundo, hemos identificado cerca de medio millón de kilómetros cuadrados de terreno llano, desértico y oceánico donde funciona”, dijo Taylor, añadiendo que la empresa espera establecerse en Namibia.

Aun así, reconoce que una sola empresa no puede hacerlo todo, ni sola. “Formamos parte de una cohorte de entre 40 y 50 ideas extrañas y maravillosas sobre cómo eliminar el carbono de la atmósfera”, afirma Taylor, que aboga por “una actitud similar a la del Proyecto Manhattan” para abordar la captura de carbono.

Está por ver si las algas son la solución que el mundo necesita. Pero la idea está llegando a la gente.

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