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Una nueva investigación ha confirmado que la Antártica no es un territorio aislado en términos biológicos.

La literatura científica señala que la distribución geográfica de los cochayuyos -Durvillaea antartica- solo llegaba hasta la zona subantártica, hasta que un investigador chileno descubrió lo contrario.

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En 2018, EL Dr. Erasmo Macaya Horta -investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad de Chile (UACh)- encontró cochayuyo por la playa de Bahía Fildes en la Península Antártica.

Luego de cuatro años de investigación han detectado nuevas muestras en el continente blanco mediante análisis genómicos de algas que llegaron arrastradas por corrientes oceanográficas.

El Dr. Macaya detalló que “los trozos encontrados en el 2018 derribaron el mito de que la Antártica era un continente aislado en términos biológicos. El análisis de casi 30 muestras de algas marinas que llegaron al territorio austral solo este año demuestra que estos viajes son mucho más frecuentes de lo que se pensaba. No son eventos fortuitos”.

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El estudio publicado en Current Biology revela por primera vez la presencia de algas reproductivas -con ejemplares en masculinos y femeninos- capaces de colonizar nuevos territorios.

En tanto, la Dra. Ceridwen Fraser, investigadora del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Otago explicó que “muchos organismos están tratando de cambiar su distribución hacia el sur porque hace demasiado calor en el norte. Las algas flotantes y sus pasajeros pueden dispersarse muy bien y llegar a masas de tierra distantes, por lo que tienen una muy buena posición para colonizar nuevos territorios”.

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