La contaminación lumínica es un problema que no solo afecta a los astrónomos del mundo, quienes han visto interrumpido su trabajo de explorar el cielo, sino que también estaría dañando a las aves.

Un reciente estudio la Washington State University publicado en la revista Forbes, indicó que las luces de las grandes ciudades están provocando una adaptación evolutiva en algunas especies de aves. En específico, el estudio reveló que los ojos de dos especies de pájaros residentes del área de San Antonio, Texas, son un 5% más pequeños que los ojos de aquellos ejemplares de la misma especie que viven en áreas con menos iluminación artificial. 

Pero eso no es todo, porque diferentes expertos han denunciado que estos no serían casos aislados y lamentablemente, este problema está ocurriendo incluso en Chile. Al respecto, Ivo Tejeda, director ejecutivo de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), aseguró que “la contaminación lumínica es un problema que afecta a un conjunto amplio de biodiversidad. En muchos casos recién estamos empezando a conocer sus efectos no sólo sobre aves sino también sobre anfibios, crustáceos, insectos, entre otros”.

Por otra parte, Daniela González, directora ejecutiva de la Fundación Cielos de Chile afirmó que “los ciclos de los animales muchas veces están determinados por la oscuridad de la noche y las rutas migratorias están definidas por las estrellas. Cuando las aves u otras especies no logran llegar a sus sitios de migración se ven afectados los ciclos reproductivos y eso es un impacto en la conservación de la biodiversidad”.

Las aves chilenas afectadas por la contaminación lumínica en Chile

En 2020 se publicó en Chile una investigación científica que constata cómo la contaminación lumínica afecta a las aves marinas de la costa chilena. En específico, jóvenes fardelas y petreles (que se reproducen en cavidades) sienten atracción hacia fuentes de luz artificiales, vuelan hacia estos puntos de luz y caen.

En Chile son 17 las especies de aves marinas que se ven afectadas por la contaminación lumínica, de ellas, siete son especies que se encuentran en peligro. Una de las especies más afectadas es la golondrina de mar negro. De acuerdo a estimaciones realizadas en 2019, entre 2017 y 2018 la mortalidad de esta especie llegó a al menos 20.000 ejemplares al año. La investigación identificó además los principales puntos de caídas de esta especie, entre los que destacan el complejo fronterizo Chacalluta y el estadio Carlos Dittborn en Arica donde se registran cientos de golondrinas caídas.

“Con más de 4.000 kilómetros de costa y con muchas aves marinas que dependen de la corriente de Humboldt, Chile es un país muy importante para las aves marinas. Para algunas de estas especies, la contaminación lumínica es un problema muy relevante y constituye, en algunos casos, su amenaza más importante”, explica Ivo Tejeda de ROC.

Desde hace 15 años la Fundación Oikonos se encuentra trabajando en la conservación de aves en las islas de Juan Fernández y la Isla Mocha. En ambos lugares los investigadores fueron notando un patrón: cada año entre abril y mayo había fardelas en el suelo.

Con esa información presente, Oikonos junto con la Municipalidad de Juan Fernandez comenzaron a gestar un cambio de luminaria. “Hace quince años atrás no existía tanta evidencia científica sobre el efecto de la luz azul, por lo que buscamos experiencias en otras partes del mundo y decidimos replicar un estudio de cambio de luminaria que se hizo en las Islas Canarias y Hawái. Instalamos luces con filtro verde. Al cuarto año de cambio de luminarias, se comprobó que la caída de fardelas se había reducido significativamente”, explica Valentina Colodro, Gerenta de Programas de Chile y Co-Presidenta de la Fundación Oikonos

En tanto, las luminarias tuvieron gran aceptación dentro de la comunidad de la isla Juan Fernandez. “Pensamos que íbamos a tener algunas quejas. Pero fue todo lo contrario. La misma comunidad se acercó a nosotros y nos dio las gracias porque al fin no había fardelas muertas o caídas en sus patio”.

La importancia de cambiar la iluminación

En octubre de este año, el Ministerio de Medio Ambiente publicó en el Diario Oficial la Nueva Norma Lumínica, con la que se busca proteger la biodiversidad del país de los efectos del exceso de luz artificial. “La Nueva Norma Lumínica establece restricciones específicas para lo que se han definido áreas de protección especial. Una de ellas corresponde a las Áreas de Interés Científico para la Astronomía, además de las Áreas de Protección para la Biodiversidad y las zonas de reproducción de especies, donde la luminosidad artificial sea identificada como una amenaza, y que sean delimitadas en un Plan de Recuperación, Conservación y Gestión de Especies”, destaca Daniela González, directora ejecutiva de Fundación Cielos de Chile.

Ivo Tejeda detalla que estas áreas pertenecientes al plan de recuperación y conservación contarán con normativas más estrictas para el uso de luz artificial. “En los próximos años debieran definirse algunas comunas y sectores en los cuales las disposiciones más estrictas se implementen”, explica el Director Ejecutivo de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC).

Los expertos coinciden en que para el éxito de la Nueva Norma Lumínica será esencial contar con herramientas que faciliten su implementación. ROC, en conjunto con Oikonos y la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC), desarrollaron una Guía de Iluminación Amigable para Aves Marinas orientada al desarrollo de proyectos. En tanto, Fundación Cielos de Chile se encuentra preparando el lanzamiento de Glowatch, una herramienta de ciencia ciudadana desarrollada en conjunto con el Centro de Investigación de la Luz (Ciluz) y el Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) que busca educar en las buenas formas de iluminación.

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