Científicos estadounidenses han confirmado que los niveles de los tres principales gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzaron nuevos récords el año pasado, subrayando el creciente desafío que enfrenta el mundo en la lucha contra la crisis climática.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la concentración global de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más prevalente, alcanzó un promedio de 419 partes por millón en 2023. Mientras tanto, el metano (CH4), otro poderoso gas de efecto invernadero, registró un promedio de 1922 partes por millón, y los niveles de óxido nitroso (N2O), el tercer gas de efecto invernadero más significativo, aumentaron ligeramente a 336 partes por millón.

Aunque los aumentos no alcanzaron los récords vistos en años anteriores, representan un cambio sustancial en la composición atmosférica incluso en comparación con hace solo una década.

Los niveles de CO2, impulsados por la quema de combustibles fósiles, la agricultura animal y la deforestación, son ahora más de un 50% más altos que antes de la era industrial. Por otro lado, el metano, generado por actividades como la perforación de petróleo y gas y la cría de ganado, ha experimentado un aumento dramático, con concentraciones un 160% más altas que en tiempos preindustriales.

La NOAA atribuye el constante avance de los niveles de gases de efecto invernadero al uso continuado de combustibles fósiles y al impacto de los incendios forestales, que arrojan humo carbonado al aire. Además, el óxido nitroso ha aumentado debido al uso extendido de fertilizantes nitrogenados y a la intensificación de la agricultura.

Según reportó The Guardian, la directora del laboratorio de monitoreo global de la NOAA, Vanda Grubišić, enfatizó la urgencia de tomar medidas significativas para reducir la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Estos registros alarmantes no solo reflejan un aumento en la temperatura global, sino que también están llevando al mundo a un estado no visto desde hace millones de años. Los niveles de CO2 hoy son comparables a los de hace unos 4 millones de años, cuando los mares estaban significativamente más altos, la temperatura era mucho más cálida y grandes bosques ocupaban áreas del Ártico que ahora están congeladas.

Con un retraso entre los niveles de CO2 y su impacto, así como la persistencia de las emisiones en la atmósfera durante siglos, la escala temporal de la crisis climática es monumental. Los científicos instan a los gobiernos a reducir rápidamente las emisiones a cero neto y a emprender acciones para eliminar el carbono de la atmósfera, con el fin de mitigar los futuros aumentos de temperatura y sus consecuencias devastadoras.

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