Los delfines nariz de botella son uno de los animales más conocidos de la familia Delphinidae. Su boca curvada se asemeja a una permanente sonrisa y para comunicarse utilizan un complejo sistema de silbidos y la ecolocalización para poder cazar y reproducirse.

Pero su sistema de comunicación podría verse vulnerado por la acción antropocéntrica, pues un nuevo estudio de la Universidad de Bristol reveló que los delfines “gritan” cuando intentan trabajar debido a los altos niveles de ruido submarino.

Las rutas marítimas, los parque eólicas, las plataformas petrolíferas y el transporte marítimo, tienen el potencial de afectar la salud de las poblaciones de delfines salvajes.

Demostramos que el ruido hecho por humanos afecta directamente el éxito de los animales que trabajan juntos. Si el ruido hace que los grupos de animales salvajes sean menos eficientes en la realización de acciones cooperativas, como la búsqueda cooperativa de alimentos, esto podría tener importantes consecuencias negativas para la salud individual”, señaló en un comunicado la Dra. Stephanie King, co-autora de la investigación.

El ruido afecta a las poblaciones de delfines

Los científicos colocaron en una laguna experimental a dos delfines, Delta y Reese. Los animales fueron y equipados con grabadoras de sonido de ventosa para documentar sus vocalizaciones y en cada prueba se les liberaba desde un punto de partida y, en algunas pruebas, se retenía a uno de los delfines entre cinco y diez segundos.

En los ensayos, los delfines dependían de la comunicación vocal para coordinar la pulsación de un botón subacuático situado en cada extremo.

Los investigadores descubrieron que cuando se reproducían niveles crecientes de ruido desde un altavoz subacuático, ambos delfines cambiaban el volumen y la duración de sus llamadas para coordinar la pulsación del botón. De los niveles de ruido más bajos a los más altos, la tasa de éxito de los delfines descendió del 85% al 62,5%.

“Las mismas razones que hacen que el sonido sea tan ventajoso para los animales también los hacen susceptibles a la perturbación del ruido en el medio ambiente. En las dos últimas décadas, hemos asistido a un aumento espectacular del ruido de origen humano y la contaminación acústica en los océanos no es una excepción“, explicó en un comunicado la autora principal, Pernille Sorensen.

A medida que aumentaban los niveles de ruido, los delfines se reorientaban para enfrentarse entre sí y nadaban hacia el otro lado de la laguna para estar más cerca.

“Nuestros resultados muestran claramente la necesidad de tener en cuenta cómo afecta el ruido a las tareas en grupo de los animales salvajes”, sostuvo Sorensen.

La investigación publicada en la revista Current Biology.

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