(CNN) – Los humanos no son los únicos animales que se hurgan la nariz y se comen el contenido, según ha demostrado un nuevo estudio.

Los investigadores han documentado por primera vez el comportamiento en un primate conocido como el aye-aye, una especie de lémur de aspecto muy inusual. El Journal of Zoology publicó los hallazgos el miércoles.

Anne-Claire Fabre, curadora del Museo de Historia Natural de Berna, en Suiza, y profesora asociada de la Universidad de Berna, observó a un aye-aye hurgándose la nariz mientras filmaba a los animales en el Centro Duke Lemur, un santuario y centro de investigación en Durham, Carolina del Norte.

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Usando una cámara con poca luz, Fabre capturó a la hembra aye-aye, conocida como Kali, entregada a este pasatiempo cuestionable.

Una tomografía computarizada muestra un aye-aye hurgando su nariz con su largo y delgado dedo medio. Renaud Boistel/Cortesía del Museo de Historia Natural. Crédito: Museo de Historia Natural

“Era imposible no notar que este aye-aye se hurgaba la nariz”, dijo Fabre, el autor principal del estudio, en un comunicado.

“Este no fue solo un comportamiento único, sino algo en lo que estaba completamente involucrado, insertando su dedo extremadamente largo en un camino sorprendentemente largo por la nariz y luego probando lo que desenterró lamiendo su dedo“.

Incluyendo aye-ayes y humanos, se han observado 12 especies de primates comiendo mocos.

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A diferencia de los dígitos relativamente cortos de los humanos, el dedo medio largo y delgado del aye-aye tiene una forma perfecta para cavar profundamente. Una reconstrucción del conducto nasal del animal basada en una tomografía computarizada sugiere que su dedo curvo puede llegar hasta la garganta para buscar moco.

No se sabe mucho acerca de por qué ciertos animales se hurgan la nariz.

Aparte de la exploración nasal, el dedo distintivo del aye-aye también lo ayuda a encontrar comida. El primate usa su tercer dedo alargado para obtener su cena golpeando la madera y escuchando las reverberaciones antes de extraer las larvas del interior.

El largo dedo medio del aye-aye también ha capturado la imaginación en su Madagascar natal, y algunos creen que el animal tiene cualidades proféticas. La leyenda local dice que si te encuentras al final del dedo puntiagudo de un aye-aye, estás marcado para la muerte.

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Roberto Portela Miguez, curador principal del Museo de Historia Natural de Londres y coautor del estudio, expresó su esperanza de que esta nueva investigación pueda despertar el interés en la criatura de aspecto espeluznante.

“Los aye-ayes están en peligro de extinción y realmente necesitan nuestra ayuda”, dijo. La especie rara está amenazada debido a la pérdida de hábitat y la caza .

“Es de esperar que documentos como este puedan ayudar a llamar la atención sobre la especie, resaltar lo poco que podemos saber sobre ellos y lograr que más personas apoyen su conservación“.

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