Que levante la mano a quien no le gustaría poder recuperar unos minutos de sueño mientras se encuentra comiendo ... especialmente durante el desayuno. Para la mala suerte de los humanos, carecemos de esta increíble peculiaridad, pero son los renos que logran esto.

En un fascinante descubrimiento sobre la adaptación de los renos al entorno ártico, investigadores de la Universidad de Zúrich, Suiza, revelan que estos majestuosos animales pueden entrar en un estado cerebral similar al sueño mientras mastican su comida.

Pero, ¿por qué hacen esto?

El estudio apunta que esto les permite maximizar el tiempo de alimentación durante los veranos escasos del ártico.

La investigación, liderada por Melanie Furrer, neurocientífica de la Universidad de Zúrich, revela que los renos son capaces de cumplir con los requisitos digestivos y del sueño simultáneamente.

Al igual que las vacas, los renos tienen cuatro cámaras en su estómago y utilizan la primera para almacenar hierba antes de regurgitarla y comenzar el proceso de rumiación.

Dormir mientras comen

Para llegar a este hallazgo, el equipo registró electroencefalogramas (EEG) de renos de tundra euroasiática en Noruega durante diferentes períodos del año, destacando el equinoccio de otoño, el solsticio de verano y diciembre.

Fue en estos datos que descubrieron que, durante la rumiación, los cerebros de los renos mostraban un aumento en las ondas lentas y ráfagas rítmicas, patrones asociados comúnmente con el sueño no-REM.

Aunque los renos no cerraban siempre los ojos durante la rumiación, exhibían comportamientos similares al sueño, como sentarse y permanecer en silencio, además de reaccionar menos a los ruidos externos. Intrigantemente, cuanto más rumiaban, menos necesidad de sueño profundo parecían tener.

El estudio reveló también que, incluso cuando los investigadores interrumpieron el sueño normal de los renos durante dos horas, los animales aumentaron la actividad de ondas lentas en sus cerebros, indicando una acumulación de presión del sueño. Sin embargo, cuando los renos se entregaron a la rumiación, su sueño posterior mostró una actividad de onda lenta comparativamente menor.

Furrer sugiere que esta capacidad de dormir durante la rumiación es una estrategia adaptativa para enfrentar las condiciones cambiantes del Ártico, donde los veranos son exuberantes y los inviernos nevados.

La habilidad de maximizar el tiempo de alimentación durante los meses más cálidos garantiza que los renos acumulen la energía necesaria para sobrevivir a los inviernos con escasa disponibilidad de alimentos.

Este hallazgo desafía la noción común de que los animales duermen menos en verano y más en invierno para conservar energía.

La investigación completa fue publicada en la revista Current Biology.

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