Vivir en una urbe tiene sus consecuencias. Los ruidos estruendosos de autos, motocicletas o camiones, generan una molestia en sus residentes y eso en Francia lo saben muy bien, a tal punto que el gobierno decidió instalar sensores o “radares de sonido” en siete ciudades del país a modo de experimento.

¿El resultado? Los sensores son capaces de detectar y tomar fotografías de los vehículos ruidosos. La idea es establecer un límite de contaminación acústica y multar a aquellos que lo excedan, informa El Mercurio.

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La iniciativa es parte de una creciente molestia ciudadana ante los ruidos molestos de la calle, en particular de motocicletas y scooters modificados. Después de la contaminación del aire, el ruido es el segundo factor ambiental más importante que ocasiona daños a la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con ayuda del centro Bruitparif, en 2023 se planea establecer la norma para comenzar a sancionar a quienes la infrinjan los reglamentos. “Si hubiera un poco de diálogo y educación, las cosas se volverían un poco mejor”, señaló Fanny Mietlicki, directora.

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