Un nuevo estudio publicado en la revista Plants sugiere que las plantas de Fukushima están creciendo de manera anormal debido a la radiación que quedó luego del accidente nuclear en 2011.

El terremoto 9,1 en la escala de Richter golpeó el Océano Pacifico y provocó enormes olas que dañaron los sistemas de respaldo de la estación. Luego del accidente, la radiación y el material radioactivo se liberó en las áreas circundantes y en la flora cercana.

La vida vegetal estudiada por los investigadores detrás del artículo ha exhibido extrañas anomalías en los años transcurridos desde el accidente.

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Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron las hojas, ramas y flores que nacen desde el mismo tallo de una planta. En lugar de ramificarse de la manera esperada, el follaje mostró crecimientos irregulares e incluso la eliminación de algunos brotes en formas que no se ven en los árboles que evitan la radiación.

Los investigadores señalaron que la tasa de mutaciones es “directamente proporcional a la dosis de radiación ionizante a la que habían estado expuestas las plantas”.

Por otro lado, los autores del artículo agregaron que otra anomalía que encontraron fue la “eliminación” de brotes de abetos japoneses y pinos rojos. Esto sucedió con mayor frecuencia después de la primavera de 2012, alcanzando su punto máximo en 2013, aunque el motivo exacto sigue siendo materia de investigación.

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Los autores señalaron que las anomalías que descubrieron eran como las encontradas en los pinos silvestres en la Zona de Exclusión de Chernobyl, lo que evidencia una vez más que la radiación producida por accidentes nucleares puede alterar la estructura de la flora.

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