Los bosques de macroalgas han sido reconocidos como uno de los ecosistemas más productivos y dinámicos del Océano. Cerca de un tercio de su superficie se encuentra en Chile, llegando a ser destacada por el Banco Mundial debido a su importancia para enfrentar el cambio climático.
A pesar de su valor para el medio ambiente, se han visto fuertemente amenazadas. En conversación con Desafío Tierra, Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana, manifestó que “son sumamente cotizadas alrededor del mundo para crear bio moléculas que se llaman alginatos”.
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La experta detalló que estos alginatos se usan para fabricar una gran cantidad de productos y en el caso nacional “exportamos el 80% de todo lo que cosechamos a China”. “De los chilenos nadie sabía esto. Esto empezó hace diez años más o menos a ser un negocio sumamente rentable”.
Por otro lado, estos bosques de macroalgas otorgan alimentación, hábitat y protección a diversos peces y organismos marinos. Estos ecosistemas son “una especie de guardería, de resguardo, de jardín infantil para todos los peces porque ahí los depredadores no los pueden ver”.
Sumado a la extracción ilegal y excesiva, una de las principales amenazas es la práctica del barreteo, en la cual se saca el alga completa sin permitir que vuelva a crecer, esta provoca que los bosques tengan “cero capacidades de poder reconstruirse”.
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“Tu no los puedes repoblar tampoco porque ningún científico lo ha podido hacer y, además, se demoran mucho tiempo, seis a siete años en ser un árbol. Entonces ese es el problema, estamos devastando el ecosistema”, enfatizó van der Meer.
La experta recalcó que son US$ 210 millones los que ingresan las algas al país, siendo un recurso importante para el PIB. “Sin embargo, hay que manejarlo, porque si no, no solo nos vamos a quedar sin algas, sino que también sin peces”, concluyó.
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