En las playas remotas de Panamá, un equipo de voluntarios indígenas de la comunidad local Guna Yala y la bióloga conservacionista marina Callie Veelenturf, fundadora del Proyecto Leatherback, descubrieron algo asombroso en plena noche: senderos en forma de cremalleras en la arena, evidencia de crías de tortuga laúd luchando por sobrevivir.

Estas tortugas, cuya supervivencia es esencial para el equilibrio marino, ahora cuentan con derechos legales en Panamá, gracias a una ley aprobada por la Asamblea Nacional.

Panamá está liderando la causa de los Derechos de la Naturaleza, otorgando a la vida silvestre un estatus legal similar al de los individuos y las empresas.

El enfoque de los Derechos de la Naturaleza es revolucionario en su objetivo de prevenir la extinción en lugar de responder a ella. A diferencia de las protecciones tradicionales que se activan cuando una especie está amenazada o en peligro, estas leyes están diseñadas para evitar que las amenazas ocurran en primer lugar. Además, van más allá de la mera punitividad, incentivando la restauración y la protección a través de asociaciones comunitarias.

La ley dice que las tortugas marinas son criaturas vivientes y tienen derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación y otros impactos humanos que les causen daños físicos o de salud como:

  • Cambio climático.
  • Construcciones costeras.
  • Turismo desregulado.
  • Captura incidental.

La ley permite a cualquier ciudadano ser la voz de las tortugas marinas y defenderlas legalmente.

El caso de las tortugas laúd en Panamá es urgente. El aumento del nivel del mar y el calentamiento global están afectando su hábitat de anidación y la incubación de sus huevos. Un fenómeno ya observado en la Antártica, con la perdida de más de 10 mil crías de pingüinos emperador.

Como la única especie de tortuga marina sin caparazón duro, la tortuga laúd enfrenta desafíos únicos en su migración entre el Caribe y Canadá. La ley recientemente implementada en Panamá busca preservar su hábitat y evitar la pérdida irreversible de estas impresionantes criaturas.

Pese a las amenazas de caza furtiva y la contaminación, este país es uno más en la lista de 30 nacionesincluido Chileen la que se ha implementado leyes similares que reconocen la importancia de otorgar derechos legales a la naturaleza con el objetivo de garantizar un equilibrio ecológico duradero.

El movimiento no se detiene con las tortugas laúd. Callie Veelenturf, quien jugó un papel fundamental en la creación de las protecciones legales para las tortugas en Panamá, está trabajando para expandir estas protecciones a otras especies, como los tiburones.

La ley se adapta a cada especie y sus amenazas específicas, y brinda a las comunidades locales la capacidad de defender la vida silvestre en el sistema judicial.

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