En el intrigante mundo de la naturaleza, donde la supervivencia y la reproducción son las prioridades supremas, muchas especies desarrollan comportamientos de apareamiento agresivos e incluso mortales. Sin embargo, existe una especie que si puede fingir su muerte para no tener relaciones sexuales lo hace.

Una reciente investigación liderada por Carolin Dittritch del Instituto de Etología Konrad Lorenz en Viena ha revelado este giro asombroso en la dinámica sexual de las ranas comunes europeas (Rana temporaria).

Estas hembras han encontrado una manera sorprendente de evitar aparearse con machos no deseados: ¡fingen su propia muerte!

El arte del engaño

Este acto de inmovilidad tónica, conocido como tanatosis, es un comportamiento de engaño adaptado que generalmente emplean las presas en presencia de depredadores. Sin embargo, lo que hace que este caso sea excepcional es que las hembras de estas ranas lo utilizan para eludir a acosadores no deseados durante las sesiones de apareamiento en grupo llamadas “cría explosiva”.

En estas frenéticas reuniones, los machos a menudo acosan e intentan dominar físicamente a las hembras, lo que puede resultar en la muerte de uno o ambos animales.

Las hembras han ideado tres astutas estrategias para evitar a sus molestos pretendientes: la “rotación”, liberación de llamadas y la inmovilidad tónica.

La rotación implica que la hembra comienza a girar alrededor de su eje cuando es atacada por un macho, mientras este último intenta contrarrestar el giro. Además, las ranas liberan dos tipos de llamadas, un gruñido y un chillido, para rechazar a los machos no deseados. Pero, la estrategia más sorprendente es la inmovilidad tónica, donde la hembra finge su propia muerte, convenciendo a los acosadores de que no vale la pena intentar aparearse.

Aproximadamente el 33% de las ranas femeninas observadas optaron por el dramático acto de inmovilidad tónica, y en un impresionante 83% de los casos, recurrieron a la rotación, desafiando tanto a su pretendiente como al riesgo de ahogamiento. El alto costo energético de la producción de esperma y el apareamiento hace que este acto sea lo suficientemente convincente para que los machos desistan de sus avances.

Los científicos aún no están seguros de por qué las hembras han desarrollado esta estrategia, ya que los machos de ranas no proporcionan cuidado parental y la selección sexual no parece ser un factor. A diferencia de muchas aves acuáticas, que han coevolucionado características para defenderse de la cópula agresiva de los machos, las ranas han optado por un enfoque de engaño único y efectivo.

A pesar de que estas tácticas no son infalibles y tienen un 46% de éxito en el escape de machos agresivos, hacerse el muerto parece ser una estrategia más rápida de dominar que la evolución fisiológica.

Este fascinante estudio, publicado en la revista Royal Society Open Science, nos muestra una vez más que la naturaleza es un tesoro de sorpresas y estrategias ingeniosas para la supervivencia y la reproducción.

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