(CNN) — Buenos Aires registró este febrero su temperatura más alta para el mes en 60 años, en medio de una series de olas de calor que agobian a Argentina.

Esto significa que millones de personas que viven en zonas urbanas intentan desesperadamente mantenerse frescas. La crisis climática está haciendo que el calor extremo sea más frecuente y dure más tiempo, pero las ciudades, sin un diseño bien pensado, pueden hacer la vida aún más sofocante.

Puede que los aparatos de aire acondicionado mantengan fresco el interior, pero solo aumentan el calor en el exterior. Y, en la mayoría de los casos, contribuyen a la crisis climática al aumentar las emisiones que calientan el planeta.

El transporte público puede ser insoportable en un día caluroso, pero conducir un auto que funciona con gasolina en su lugar solo empeora el tráfico, añadiendo también calor y emisiones. La falta de árboles significa falta de sombra, y los edificios hechos de materiales oscuros conllevan interiores más calientes, lo que significa más aire acondicionado.

Es un círculo vicioso, pero hay otras soluciones.

A continuación, te presentamos ocho ciudades que están eliminando parte del calor de sus veranos.

Medellín, Colombia: sembrar árboles en las calles, no solo en los parques

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Un corredor verde en Medellín, Colombia. La ciudad fue premiada por su proyecto de corredores verdes.

Cuando hace mucho calor, la gente con aire acondicionado puede quedarse en casa, pero no todo el mundo tiene ese lujo y, bueno, ¿quién quiere quedarse dentro todo el tiempo

Para las ciudades que no están en la costa, los parques que ofrecen sombra son una buena opción. Sin embargo, la segunda ciudad más grande de Colombia, Medellín, ha creado toda una metrópolis de sombra con su premiado proyecto Corredores Verdes.

Esta red ha transformado 18 avenidas y 12 vías fluviales en exuberantes carriles verdes para bicicletas y paseos que conectan los parques de la ciudad y otros lugares de visita frecuente.

Las temperaturas han bajado en estas zonas y sus alrededores unos 3 °C, y los funcionarios esperan que antes de 2030 se puedan reducir hasta 5 °C.

“Los bosques urbanos son lo mejor para el calor de la ciudad”, dijo a CNN Kathy Baughman McLeod, directora del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller (Arsht-Rock) en el Atlantic Council. “Medellín ha bajado la temperatura media del verano de la ciudad, lo cual es notable”.

Para 2019, la ciudad había plantado más de 8.000 árboles y más de 350.000 arbustos. También utiliza un área bajo una línea de metro elevada para recoger el agua de lluvia que baja del puente, capturándola en un sistema de tuberías para ayudar a regar los corredores verdes.

Viena: ¡a chapotear!

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Un niño utiliza una fuente de agua para refrescarse en la plaza Schwarzenberg de Viena, Austria.

Al igual que en gran parte de Europa, muchos vieneses no tienen aire acondicionado, por lo que el agua es una parte importante de la forma en que la capital austriaca se mantiene fresca.

Para los que no tienen tiempo de darse un chapuzón en el Danubio, la ciudad ofrece parques refrescantes con “árboles” que rocían niebla y en los que la gente puede “ducharse” o simplemente sentarse cerca para disfrutar de las temperaturas más frescas que aportan a su entorno.

Los niños, que suelen ser más vulnerables al calor extremo que los adultos, juegan a menudo en los chapoteaderos de la ciudad o corren en las fuentes de agua emergentes, típicamente mangueras con agujeros, que el gobierno de la ciudad implementa en los días más calurosos, incluso en zonas como Karlsplatz, una popular plaza de la ciudad.

Viena también cuenta con un gran número de fuentes de agua para beber y mantener a la gente hidratada, más de 1.100 para su población de 1,9 millones de habitantes, lo cual es importante para prevenir las enfermedades relacionadas con el calor.

“El aire acondicionado en los hogares puede parecer una solución rápida y fácil. Pero no es una solución sostenible a largo plazo debido a la fuente de energía y al calor residual que desprende la unidad”, dijo McLeod. “Así que pensar en cómo conseguir más flujo de aire, utilizar elementos de agua y conseguir que las ventanas se abran en algunos de los edificios más antiguos es la clave. Las soluciones basadas en la naturaleza son las mejores para el calor extremo”.

Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos: utilizar viejas técnicas de refrigeración y modernizarlas

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Las Torres Al Bahar de Abu Dhabi utilizan un sistema dinámico de protección solar para mantener el edificio fresco.

Algunas zonas de Medio Oriente son algunos de los lugares habitados más calurosos de la Tierra. Las temperaturas en Abu Dhabi pueden superar los 50 °C. El aire acondicionado se considera una necesidad, y la gente tiende a pasar mucho tiempo en el interior.

Pero la gente de aquí no siempre ha tenido aire acondicionado, y una antigua técnica arquitectónica de refrigeración árabe ha vuelto a aparecer, con un toque moderno.

Mashrabiya se refiere a las celosías que se ven a menudo en la arquitectura islámica, a veces rodeando un pequeño balcón, que dispersan la luz del sol y mantienen los edificios frescos sin bloquear completamente la luz. Están diseñadas para favorecer la brisa y ofrecer un respiro del calor dentro de un edificio. La idea es impedir que la luz del sol incida directamente en el exterior del edificio.

Eso es lo que inspiró el diseño de las torres Al Bahar, un edificio de 25 pisos envuelto en más de 1.000 persianas hexagonales con sensores incorporados que les permiten responder a los movimientos del sol. Cuando el sol llega a las persianas, éstas se despliegan como un paraguas para evitar el calor.

Sin estas medidas, el exterior de un edificio de este tipo en Abu Dhabi podría alcanzar hasta 90 °C. La técnica ha ayudado a reducir la necesidad de aire acondicionado del edificio en un 50%. Genial, ¿no?

Miami: resolver las trampas de calor

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El proyecto de paradas de autobús con sombra en Miami.

Puede que Medellín, en Colombia, haya demostrado que los bosques urbanos, o simplemente la plantación de más árboles, pueden refrescar una ciudad, pero el condado de Dade, en Miami, ha reflexionado mucho sobre qué partes de la ciudad necesitan más refrigeración.

Neat Streets Miami, una junta convocada por el consejo del condado, reconoció que las paradas de autobús se habían convertido en verdaderas zonas de peligro durante las olas de calor, por lo que plantaron árboles alrededor de 10 paradas. Redactaron una guía sobre qué árboles funcionan mejor y dónde plantarlos para que otras zonas pudieran replicar el proyecto.

Y lo han hecho. Ahora hay 71 paradas de autobús verdes en el país, la mayoría de ellas realizadas por comunidades que solicitaron al gobierno recursos para reverdecer sus propias paradas de autobús.
Para hacerlo más divertido, los organizadores también organizaron un concurso de poesía haiku, y seleccionaron los 10 mejores para grabarlos en las aceras de las paradas originales.

Aquí está uno de ellos:

Los árboles también 
han perdido el autobús, mira cómo agitan
sus muchos y tristes brazos
– Ariel Francisco

Atenas: trabaja con lo que tienes

calor atenas

El acueducto de Adriano se construyó en torno al año 140 d.C. y aún hoy puede transportar agua.

No todas las ciudades disponen de un antiguo acueducto, pero la capital griega, Atenas, sí. El acueducto de Adriano se utilizó en su día como fuente principal de agua, mediante un sistema de tuberías que funcionaba con la gravedad para permitir que el agua fluyera desde su fuente hasta la ciudad para el consumo humano.

Hoy el agua no es potable, pero la ciudad está estudiando la forma de recuperar los 800.000 metros cúbicos de agua que se desechan cada año en el mar. Uno de los usos será el de regar nuevas zonas verdes a lo largo de los 20 kilómetros de la estructura, lo que ayudará a reducir el calor de las zonas circundantes. El agua también se utilizará para nebulizar, como en Viena.

Incluso para las ciudades que no cuentan con una infraestructura tan antigua, Atenas es un buen recordatorio de que los sistemas de agua en desuso pueden revivir en algún momento.

Los Ángeles: pintar la ciudad de blanco

Los Ángeles pintar ciudad blanco

Trabajadores pintando una carretera en Los Ángeles para hacer frente al calor.

Esta medida es un poco más controvertida.

Algunas ciudades han probado a pintar los tejados de blanco para reflejar la luz del sol y mantener los edificios frescos, pero Los Ángeles ha ido más allá y está pintando carreteras enteras de blanco. Los elementos oscuros, como el asfalto, absorben la luz solar y devuelven esa energía al aire en forma de calor. En teoría, pintar el asfalto de blanco cortaría ese proceso de raíz y permitiría enfriar la temperatura del aire.

La idea funciona hasta cierto punto. Los investigadores Ariane Middel y V. Kelly Turner descubrieron que la técnica enfriaba las calles unos 5 °C, pero hubo un efecto secundario importante. Los mismos investigadores también dijeron que era probable que el calor extra que se reflejaba en las carreteras fuera absorbido por… la gente.

Esto significa que si estás a unas manzanas de distancia, las calles blancas pueden ayudarte a sentirte más fresco, pero si estás en la calle pintada, podrías sentir más calor.

No obstante, Los Ángeles continúa con este programa para ver qué funciona y qué no. Actualmente utiliza una sustancia blanca grisácea llamada CoolSeal, que en su día se utilizó para ayudar a ocultar los aviones en tierra de los satélites, pero es posible que otro tipo de pintura pueda dar resultados diferentes.

Pintar los tejados ha tenido más éxito.

Los resultados varían en función del nivel de calor y de los materiales con los que está hecho el tejado, pero en lugares como Ahmedabad, India, donde hace mucho calor, los tejados frescos han reducido entre 1 y 2 °C° el calor de las casas. Según el Grupo de la Isla de Calor del Laboratorio de Berkeley, un tejado negro puede ser hasta 30 °C más caliente que un tejado blanco.

Otra opción es el techo verde. Ciudades de todo el mundo han creado “jardines en el cielo” para refrescar los edificios.

París: buena organización

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La gente se refresca en el Jardín de las Tullerías en una tarde calurosa en París.

En la capital francesa hace mucho calor.

Este verano las temperaturas han superado los 40 °C, pero la combinación de edificios altos, monumentos de piedra caliza y carreteras asfaltadas con mucho tráfico hace que la sensación de calor sea aún mayor.

La ciudad tiene un fuerte efecto de “isla de calor urbana”, donde a menudo hace 9 °C más de calor en el centro de la ciudad en un día de verano que en el interior de París.

Pero a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se le atribuye la implementación de algunas de las medidas más innovadoras del mundo para combatir el calor, y el plan de calor de la ciudad es realmente exhaustivo.

El resultado principal es una ciudad llena de “islas frescas”. Los parisinos pueden utilizar una aplicación llamada EXTREMA para guiarse a más de 800 puntos frescos, parques, fuentes de agua y museos con aire acondicionado, por ejemplo, y llegar a ellos a través de una pasarela con refrigeración natural. La idea es que una isla fresca esté siempre a un máximo de siete minutos a pie para todos.

Al igual que Viena, París utiliza máquinas de niebla en los días de calor. También tiene docenas de nuevas “fuentes de chapoteo”, además de sus muchas fuentes tradicionales, que son piscinas muy poco profundas con efectos similares a los de una fuente.

El plan de calor de París incluye un registro que identifica a los más vulnerables, para que los funcionarios puedan comprobar su estado por teléfono y ofrecerles consejos para mantenerse frescos. Los jardines de infancia tienen aires acondicionados temporales en sus aulas, y los parques y piscinas públicas permanecen abiertos durante más horas hasta la noche. Y, al igual que en Los Ángeles, París está tratando de eliminar el calor de sus carreteras y aceras “desmineralizándolas”, utilizando materiales más porosos. Eso sí que suena a un plan.

Sevilla, España: ponle nombre a tus olas de calor

Sevilla calor

Los visitantes utilizan una fuente pública en Sevilla, España.

El mundo lleva décadas poniendo nombre a los huracanes, ciclones y tifones por una razón: una tormenta con nombre hace que le prestes atención. La ciudad de Sevilla, en el sur de España, está adoptando ese enfoque con las olas de calor, convirtiéndose en la primera del mundo en hacerlo.

La ola de calor de julio pasado se llamó Zoe.

“Ponerle nombre a las olas de calor es algo positivo porque significa que estamos reconociendo lo letales que son, y que están aquí para quedarse. No es una ola de calor casual”, dijo McLeod, del Arsht-Rock. “Esto es algo con lo que vamos a vivir durante mucho tiempo, independientemente de lo que hagamos con nuestras emisiones”.

Pero lo que está haciendo Sevilla es mucho más que nombrar. Arsht-Rock está trabajando con Sevilla en un nuevo sistema de categorización de las olas de calor basado en los resultados negativos previstos para la salud. La idea es evitar la jerga científica que la mayoría de la gente no entiende y vincular los niveles de alerta a lo que una ola de calor puede hacer.

Un estudio de 2018 de la Universidad de Brown sobre 20 sistemas de alerta de calor en Estados Unidos descubrió que solo el sistema de alerta de calor de Filadelfia era eficaz para salvar vidas, en parte porque utiliza métricas basadas en la salud.

“Además de las intervenciones físicas para el calor, nombrar y categorizar las olas de calor es lo mejor y más inmediato que se puede hacer”, dijo McLeod. “Porque esa es la clave: el calor está matando a la gente, y eso es porque la gente no es consciente de la magnitud del problema”.

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