Por José Ferrada
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Publicado por alexisfarfan
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Los granizos eran tan grandes, que científicos debieron acuñar una nueva categoría para describirlos: “gargantuan hail”, o por su traducción “granizos gigantes”.

Un grupo de expertos que investigó la tormenta ocurrida en 2018, descubrió un granizo de aproximadamente 23 centímetros de diámetro, lo que podría transformarse en un nuevo récord mundial. Quitándole el título a una muestra encontrada en Dakota del Sur, Estados Unidos, la que medía 20 centímetros (equivalente al tamaño de una pelota de volleyball).

Científicos del Departamento de Meteorología y Ciencia Atmosférica del Estado de Pensilvania, concordaron en que cualquier granizo de más de 15 centímetros, debería ser clasificado como “gigante”.

En relación a lo anterior, aseguraron que contar con más información de estos fenómenos poco frecuentes, podría preparar de mejor forma a las personas que se vean expuestas a este peligroso tipo de tormentas.

El suceso meteorológico, ocurrido en la Villa Carlos Paz, Argentina, fue grabado y subido a redes sociales por una gran cantidad de personas; lo que le permitió a los científicos tener una gran cantidad de registros sobre esta “tormenta de granizos gigantes”.

En un proceso de investigación de dos años, los profesionales entrevistaron testigos, visitaron sitios dañados y recolectaron información analizada a través de radares. La conclusión fue que un granizo debió haber roto el récord del “más grande del mundo”.

¿Cómo se producen los granizos gigantes?

Raúl Valenzuela, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico de la Universidad de O’Higgins, explicó a Futuro 360 que “los granizos gigantes de Carlos Paz se conjugaron por dos cosas en ese sector; la humedad que llega desde la amazonas a través de la Cordillera de los Andes y el aire que viene del Océano Pacífico, cruzando nuestro país, para llegar a Argentina”.

“Esto provoca una inestabilidad atmosférica, la que sumada al aire caliente que asciende de la tierra producto de los ciclos diurnos del continente, forman granizos un poco más grandes que los promedio”, aseveró Valenzuela.

El experto explica que en el caso de la tormenta de 2018, el aire ascendente mantuvo por más tiempo del común a las precipitaciones en las nubes, “formando un tipo de juguera, donde las gotas de agua congeladas se pegaron unas a otras haciéndose cada vez más grandes, hasta que las condiciones climáticas, no pudieron soportar su peso y finalmente cayeron”.

Valenzuela asegura que si bien eventos similares podrían ocurrir en Chile, es poco probable que se presenten “tan violentamente”. Esto se debería a la extensión del territorio de nuestro país, que no permite que la tierra se caliente y emane la humedad necesaria para sostener granizos tan grandes.

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