Durante más de 50 años, la comunidad científica se ha dedicado a observar y estudiar el universo, entregando increíbles descubrimientos de agujeros negros, exoplanetas o quásares.

Y resulta que son las moléculas de alcohol las que podrían tener una gran implicancia y cumplir un rol clave en la formación de las estrellas.

Ahora, por primera vez, investigadores del Instituto Max Planck de Radioastronomía de Bonn han detectado la molécula de alcohol más grande en el corazón de nuestra galaxia, específicamente cerca de Sgr A*.

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En la Tierra este compuesto no es extraño, ya que el químico isopropanol es manipulado en productos como antisépticos, disolventes o agentes de limpieza.

El equipo explica que esta molécula existe en dos formas (“isómeros”), “según el átomo de carbono al que esté unido el grupo funcional hidroxilo (OH): 1) propanol normal, con el OH unido a un átomo de carbono terminal de la cadena, y 2) iso -propanol, con OH unido al átomo de carbono central de la cadena.

Alcohol en el espacio: la posición de la nube molecular de formación estelar Sagitario B2 (Sgr B2) cerca de la fuente central de la Vía Láctea, Sgr A*. La imagen, tomada de GLOSTAR Galactic Plane Survey (Effelsberg & VLA) muestra fuentes de radio en la región del centro galáctico. Los isómeros propanol e isopropanol se detectaron en Sgr B2 utilizando el telescopio ALMA.

Esta nube, llamada Sgr B2, es el objeto de una extensa investigación de su composición química y fue descubierta gracias al gigantesco telescopio ultrasensible Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), ubicado en el desierto de Atacama.

“El objetivo del presente trabajo es comprender cómo se forman las moléculas orgánicas en el medio interestelar, en particular en las regiones donde nacen nuevas estrellas, y cuán complejas pueden ser estas moléculas”, detallan los investigadores.

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Este equipo comenzó a investigar Sgr A* hace unos 15 años. Allí fue que detectaron esta molécula, sin embargo, el verdadero análisis comenzó a desarrollarse con la llegada de ALMA hace 10 años.

Con ALAMA “fue posible ir más allá de lo que se podía lograr hacia Sgr B2 con un telescopio de plato único y un estudio a largo plazo de la composición química de Sgr B2 que aprovechó la alta resolución angular y sensibilidad que brinda ALMA”, describen.

Esta investigación es el resultado de un trabajo de larga data que permitirá comprender los procesos químicos que intervienen en el proceso de la formación estelar. El equipo espera que las futuras actualizaciones de ALMA -instalación de instrumentos a frecuencias bajas- permitan reducir la confusión espectral e identificar moléculas orgánicas adicionales.

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