(CNN Español) – Nuestro planeta Tierra tiene un centinela celestial que lidera el camino alrededor del sol, y es solo el segundo asteroide troyano terrestre jamás descubierto.

Los astrónomos observaron el asteroide 2020 XL5 utilizando el Telescopio de Investigación Astrofísica del Sur en Chile. Un estudio que detalla el descubrimiento del asteroide troyano terrestre fue publicado este martes en la revista Nature Communications.

“Los troyanos son objetos que comparten una órbita con un planeta, agrupados alrededor de una de las dos áreas especiales equilibradas gravitacionalmente a lo largo de la órbita del planeta conocidas como puntos de Lagrange”, dijo el coautor del estudio Cesar Briceño, científico del telescopio SOAR en el Observatorio Interamericano Cerro Tololo.

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Los puntos de Lagrange son regiones del espacio donde se equilibra la atracción gravitacional del sol y uno de los planetas, dijo el autor principal del estudio, Toni Santana-Ros, investigador de la Universidad de Alicante y el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona.

La órbita estable de los asteroides troyanos terrestres los haría ideales para sobrevuelos de futuras misiones espaciales.

“Si somos capaces de descubrir más troyanos de la Tierra, y si algunos de ellos pueden tener órbitas con inclinaciones más bajas, podrían ser más baratos de alcanzar que nuestra Luna”, dijo Briceño. “Entonces podrían convertirse en bases ideales para una exploración avanzada del Sistema Solar, o incluso podrían ser una fuente de recursos“.

Se muestra los cinco puntos de Lagrange para el sistema Tierra-Sol. El asteroide recién descubierto se encuentra en la órbita L4. (CNN)

Se han encontrado asteroides troyanos, que toman su nombre de la mitología griega, orbitando alrededor del sol siguiendo el mismo camino que planetas como Júpiter, Venus, Marte, Urano y Neptuno. Júpiter tiene más de 5.000 asteroides troyanos conocidos que corren delante y detrás del planeta gigante. La misión Lucy de la NASA, lanzada recientemente, será la primera en explorar algunos de los troyanos de Júpiter en su ambicioso viaje de 12 años.

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Este es también el más grande de los dos asteroides troyanos terrestres hasta el momento, que mide alrededor de 1,2 kilómetros de diámetro. El primero, 2010 TK7, se encontró hace más de una década y es unas tres veces más pequeño.

Los astrónomos detectaron inicialmente el asteroide troyano recién descubierto el 12 de diciembre de 2020, utilizando el telescopio de exploración Pan-STARRS1 en Hawái y siguieron con observaciones de otros telescopios. Al principio, pensaron que era solo un asteroide cercano a la Tierra que cruzaba la órbita de nuestro planeta, pero los datos del telescopio SOAR se compararon con observaciones anteriores capturadas por el Telescopio Víctor M. Blanco de 4 metros en Chile de 2012 a 2019.

Los datos de casi una década ayudaron a los científicos a refinar la órbita del asteroide para confirmar que se trata de un asteroide troyano. La roca espacial mantendrá su órbita actual durante los próximos 4.000 años antes de que la gravedad probablemente la envíe en un viaje por el espacio o en una órbita altamente elíptica alrededor del sol.

Los investigadores también determinaron que es un asteroide de tipo C que contiene mucho carbono, lo que lo convierte en el tipo de asteroide más común que se encuentra en nuestro sistema solar. Es posible que este objeto se haya originado en el cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter, pero fue expulsado debido a la enorme influencia gravitacional de Júpiter. Pero se necesita más investigación para determinar el origen del asteroide.

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Desafíos del descubrimiento de este raro asteroide

Los astrónomos creen que es probable que haya muchos más asteroides troyanos terrestres por descubrir, pero son increíblemente difíciles de detectar. Los asteroides troyanos están en órbitas que los colocan delante o detrás de un planeta mientras órbita alrededor del sol, y los asteroides aparecen cerca del sol en nuestro cielo si los observamos desde la Tierra.

Las observaciones de asteroides troyanos solo se pueden llevar a cabo muy cerca del amanecer o el atardecer con telescopios apuntando cerca del horizonte. Esta configuración significa que los telescopios tienen que mirar a través de la parte más densa de la atmósfera terrestre. El telescopio SOAR pudo apuntar 16 grados sobre el horizonte.

Se muestra dónde aparecería 2020 XL5 en el cielo desde Cerro Pachón en Chile. (CNN)

“Estas fueron observaciones muy desafiantes, que requirieron que el telescopio rastreara correctamente en su límite de elevación más bajo, ya que el objeto estaba muy bajo en el horizonte occidental al amanecer”, afirmó Briceño.

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A medida que se lanzan más y más constelaciones de satélites, esto podría afectar a los astrónomos que intentan observar objetos justo por encima del horizonte.

Encontrar más asteroides troyanos terrestres podría arrojar luz sobre los primeros días de nuestro sistema solar.

“Los asteroides son cápsulas del tiempo de los primeros días de nuestro Sistema Solar y pueden enseñarnos mucho sobre la era de la formación planetaria”, dijo Santana-Ros. “Los troyanos terrestres son particularmente interesantes, ya que podrían ser material sobrante de la formación de la Tierra. Encontrar un troyano terrestre hecho de material sobrante de la formación de la Tierra sería increíblemente útil para desentrañar muchos secretos del Sistema Solar primitivo”.

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