(CNN) – El campo magnético del Sol, responsable de las manchas solares y las tormentas solares, ha sido un misterio para los astrónomos desde que Galileo observó las primeras manchas solares en el siglo XVII. Un nuevo estudio interdisciplinario, publicado en la revista Nature, propone una teoría revolucionaria que podría cambiar nuestra comprensión de cómo se genera este campo magnético.

Investigadores han sugerido que, en lugar de originarse en lo profundo del Sol, el campo magnético podría generarse mucho más cerca de la superficie. Este modelo podría proporcionar una comprensión más precisa del ciclo solar de 11 años y mejorar las predicciones del clima espacial, que afecta a satélites GPS y de comunicación, además de causar espectaculares auroras.

“Este trabajo propone una nueva hipótesis sobre cómo se genera el campo magnético del Sol que se ajusta mejor a las observaciones solares y, esperamos, podría usarse para hacer mejores predicciones de la actividad solar“, explicó Daniel Lecoanet, profesor asistente de ciencias de la ingeniería y matemáticas aplicadas en la Universidad Northwestern y miembro del Centro para la Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica.

Crédito: NASA.

Tradicionalmente, se creía que el campo magnético solar se originaba a unas 130,000 millas (209,200 kilómetros) debajo de la superficie. Sin embargo, los cálculos del equipo de Lecoanet sugieren que podría generarse a unos 20,000 millas (32,100 kilómetros) de profundidad. Esta nueva hipótesis podría ayudar a los científicos a predecir la intensidad del próximo ciclo solar, algo que los modelos anteriores no han logrado hacer con precisión.

El modelo desarrollado por los investigadores incorpora un fenómeno llamado oscilación torsional, que involucra flujos de gas y plasma impulsados magnéticamente dentro y alrededor del Sol. Estas oscilaciones, al igual que el ciclo solar de 11 años, también experimentan un ciclo similar, proporcionando una explicación coherente que faltaba en los modelos anteriores.

Para realizar estos cálculos, el equipo desarrolló nuevos algoritmos numéricos y utilizó una poderosa supercomputadora de la NASA, acumulando alrededor de 15 millones de horas de CPU. “Eso significa que si hubiera intentado realizar los cálculos en mi computadora portátil, me habría tomado unos 450 años”, señaló Lecoanet.

Ellen Zweibel, profesora de astronomía y física en la Universidad de Wisconsin-Madison, destacó en un comentario que los resultados iniciales son intrigantes y podrían ser clave para resolver este enigma astrofísico.

Este avance no solo promete mejorar nuestra comprensión del Sol, sino que también podría tener importantes aplicaciones prácticas, como mejorar la predicción del clima espacial y proteger mejor nuestros sistemas tecnológicos de sus efectos adversos.

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