El 4 de diciembre a las 7.34 de la mañana, en el extremo sur del país en el territorio antártico, la luna y el sol convergerán para dar paso a la oscuridad en pleno día. Se trata de un eclipse solar total que tendrá una duración total de 1 hora y 6 minutos, en los que la luna eclipsará al sol por 1 minuto y 54 segundos.

Pese a su lejanía, la conexión con los pueblos originarios será la misma a la registrada con los eclipses de 2019 y 2020.

Los mapuche se autodenominan la “gente de la tierra”, sus creencias se fundan en la naturaleza, los elementos y los astros, por lo que los eclipses son un presagio poderoso dentro de su mitología y no son un buen augurio para el futuro.

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El sol y la luna en la mitología mapuche son “kurrewen”, significa que son matrimonio, la luna, Küyen, es la mujer y el sol, Antü, es el hombre. A los eclipses de sol les llamaron Lai Antü, “la muerte temporal del sol” en mapudungún. Desde ese punto de vista se subentiende que cuando hay un eclipse de sol el hombre, está en conflicto con la luna, esto trae un proceso de desgracia para el “wallmapu”.

“La alteración que tenga el sol es una afectación a la idea misma que tenemos de dios como pueblo culturalmente”, además esto trae consigo una serie de malos augurios ya que “cuando el sol está enojado o complicado con la luna, nos va a acarrear una serie de consecuencias negativas al wallmapu”, asegura Juan Ñanculef, kimche y kimeltuchefe (profesor tradicional).

El 3 es un numero sagrado para los mapuches, su cosmovisión está dividida en 3 planos, el plano cósmico de arriba que se llama “wenumapu” y tiene que ver con todo lo que es el cielo, las estrellas y los planetas; la dimensión básica donde vivimos los humano se llama “Nagmapu”, y la oposición al “Wenumapu que se llama minchemapu donde están las energías negativas en búsqueda del equilibrio permanente.

“Desde ese punto de vista se está cumpliendo la triada del sol en conflicto con la luna y por lo tanto no va a ser un periodo cíclico corto el que va a traer malas señales para la tierra, sino que un ciclo que se repite 3 veces” asegura Juan Ñanculef, es decir esto presagiaría 9 años a contar del 2019.

Lupi Nakjanti,“Sol quemado”

El sol es el elemento más importante y reconocido en la cosmología de todos los pueblos, tanto chilenos como extranjeros, históricamente se reconoce su relación con la sobrevivencia y el desarrollo. “Los pueblos indígenas y no indígenas tenemos una relación con el sol y la luna, tenemos una aproximación y hemos dado un significado, en el caso del sol se le asocia a ala abundancia, su calor permite la vida, las cosechas, la abundancia, por tanto, tiene un sentido cardinal, el sol es el padre aquel que da”, explica Fernando Maureira, docente del Instituto de estudios antropológicos de la Universidad Austral.

Los pueblos del norte, quechuas y aimaras, se referían a los eclipses como el Lupi Nakjanti (Sol quemado). Esto proviene de un conflicto entre la luna y el sol y cuando hay eclipse solar es porque la luna, que “es agua”, lo somete o enferma.

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La creencia dice que esto, al igual que el pueblo mapuche, se relaciona con hechos negativos. Indicaría un año muy lluvioso y perjudicial para las cosechas.

Para ayudar al sol a recuperar su fuerza, fogatas eran encendidas en las alturas y también se ponían lavatorios para que viera su propio reflejo y recobrara la energía.

Kran y Kra

Al extremo sur los Selk’nam, eran un pueblo animista quienes atribuían un espíritu al sol y la luna. A diferencia de las culturas mencionadas, ellos no adoraban a los astros, pero sí le temían a la oscuridad.

El sol, Kran, estaba casado con la mujer Luna, Kra, quien ascendió desde la tierra para vivir en las alturas donde habitaban los dioses y el clima.

La oscuridad era temida, por lo que el chamán entonaba cánticos para liberar su espíritu y llegar cerca al sol para de esa manera ayudarlo a recuperar energía y poder brillar llevándose la oscuridad.

“Las personas ancianas te comentan que son momentos de mucha desesperación. Momentos en los que no se sabe que va a ocurrir. Vienen ciertas interpretaciones de que van a ocurrir ciertos fenómenos negativos en el mundo social”, agrega Gabriel Pozo Menares, Jefe de pedagogía intercultural mapuche en la Universidad Católica de Temuco y autor conjunto del libro Wenumapu: astronomía y cosmología mapuche.

El sol de medianoche

Este último eclipse solar total en Chile solo será visible en territorio antártico. La Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión y en la Base Davis de Australia serán los únicos lugares donde se alcanzará la totalidad.

Habrá parcialidad de un 96,4% habrá en la Base General Bernardo O’Higgins. Misma cifra se registrará en Isla Rey Jorge y Bahía Fildes. Mientras que en la Base Amundsen-Scott, emplazada en suelo norteamericano, esta será de un 91,6%.

Además, será de madrugada. A pesar que un el eclipse solar normal no es visible a tal hora, en el polo sur si será posible apreciarlo gracias al fenómeno llamado “sol de medianoche“.

Se trata de los días en los que el sol no se pone bajo el horizonte, por mucho que sea de madrugada en términos de tiempo estándar. Esto provoca que el sol permanezca las 24 horas del día en el cielo y por eso se logrará unir a la luna.

Simón Ángel, astrónomo del Instituto de Astrofísica UC explica que esto sucede porque “cuando llegamos al punto máximo del verano, el hemisferio que corresponde al verano apunta al sol por la inclinación del eje de la tierra, entonces independiente de en qué momento del día estemos, o independiente, en qué punto del giro de la tierra, el polo siempre estará apuntando al sol por lo que va a estar visible sobre el cielo.”

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