NASA

El 13 de abril de 1970, los astronautas que iban a bordo de la misión Apolo 13 de la NASA, quinta misión lunar, experimentaron una anomalía que convirtió el viaje espacial en una verdadera odisea en el espacio.

Tras 48 horas del despegue desde el Centro espacial John F. Kennedy, el comandante de la misión Jim Lovell se puso en contacto con el control de misión en Houston, algo había pasado con uno de los depósitos de oxígeno de la nave Odyssey.

—Houston, hemos tenido un problema aquí.

Al otro lado de la llamada estaba Glynn Lunney, ingeniero y director de vuelos. Justo después de escuchar esa icónica frase que derivó en “Houston, tenemos un problema” con los años, la tripulación observó una luz de advertencia en el panel de control de la nave, acompañada de un estallido que resultó ser la explosión de los tanques de oxígeno en el módulo de servicio.

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El piloto del módulo lunar Fred Haise y el piloto del módulo de mando John Swigert estaban en medio de “la nada” y a trescientos veinte mil kilómetros de la Tierra. Producto de la situación, habían quedado sin posibilidad de generar electricidad ni agua potable.

La nave Odyssey tuvo una ignición accidental del aislamiento de un cable deteriorado en el interior del tanque provocó un cortocircuito.

Abortar la misión

Lunney adoptó una serie de medidas que salvaron la vida de los astronautas. Primero, cancelar la misión a la Luna. Segundo, que Lovell y Haise utilizaran el módulo lunar Aquarius, con el que pensaban desplazarse por el suelo rocoso.

El director de vuelo pidió a Lovell, Haise y Swigert que abandonaran Odyssey y que pasaran al módulo preparado para solo dos ocupantes. La Apolo 13 viajaba rodeada de fragmentos metálicos del estallido, que podían confundir a los tripulantes. Lunney restringió el agua y la electricidad a la tripulación.

El viaje de retorno duró cuatro días y siguieron una ruta que no estaba trazada con antelación, pero que elaboró Glynn con rapidez. En el Océano Pacífico, a unos mil kilómetros al sudeste de Pago Pago, en la Samoa estadounidense, tierra firme y familiar esperaba a los astronautas.

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Al final, el fracaso de la misión lunar terminó siendo un éxito de la historia espacial, ya que los tres astronautas volvieron vivos a la Tierra.

Revisa un documental de la NASA que retrata el icónico momento

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