El 19 de agosto, la primera misión lunar de Rusia en décadas terminó en un fracaso con su nave espacial Luna-25 estrellándose contra la superficie de nuestro satélite natural. El incidente ocurrió después de que se interrumpiera la comunicación con la nave espacial robótica.
Pero el bochornoso choque, no solo acabó con las ambiciones de la nación, también (presuntamente) provocó un nuevo cráter de unos 10 metros de diámetro,ubicado a lo largo del borde interior del cráter Pontécoulant G.
De acuerdo al equipo del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), perteneciente a la NASA, el cráter se formó “algún tiempo después de esa fecha”. “Dado que este nuevo cráter está cerca del punto de impacto estimado de Luna 25, el equipo de LRO concluye que es probable que provenga de esa misión, en lugar de un impactador natural”, señalan en un comunicado.
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