La Navidad se viste de gala en el cosmos con la fascinante imagen del NGC 2264, también conocido como el Clúster o cúmulo del “Árbol de Navidad”.

Imagina un árbol de Navidad, pero no uno cualquiera: uno cósmico, con luces estelares que parpadean en tonos azules y blancos.

Estas luces no son simples adornos, sino estrellas jóvenes que desprenden rayos X, captadas por el agudo ojo del Observatorio de Rayos X de la NASA. El resultado es una imagen que enciende nuestra festividad interior.

Para destacar aún más este fenómeno astronómico, la imagen ha sido “girada” en el sentido de las agujas del reloj para que parezca que la cima del árbol apunta hacia arriba. Después de todo, incluso en el espacio, ¡no podemos resistir la tentación de poner la estrella en la punta del árbol!

Las agujas de pino, representadas en verde gracias a los datos ópticos del telescopio de 0.9 metros de la Fundación Nacional de Ciencia en Kitt Peak, añaden un toque festivo a la imagen.

Este grupo de estrellas jóvenes, con edades entre uno y cinco millones de años, se encuentra a 2.500 años luz de la Tierra.

Crédito: NASA.

No solo es el árbol de Navidad más grande que hayas visto (producido por NASA y no en Talca), sino que también es un espectáculo en constante cambio.

Las variaciones en las luces estelares, especialmente en la versión animada de la imagen, son como las decoraciones que parpadean en las casas durante la temporada festiva. Pero, ¡aquí viene la sorpresa! A diferencia de nuestras luces navideñas que siguen un patrón, estas variaciones en las estrellas son completamente naturales y no están sincronizadas.

Los científicos sugieren que procesos como bengalas estelares y cambios en la actividad magnética son los responsables de este espectáculo cósmico.

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