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El 76% de la superficie de Chile está afectada por la sequía, desertificación y suelo degradado. Esto ha llevado a expertos a sugerir una transformación urgente del modelo de extracción de este recurso básico, pero limitado, y algunas empresas ya avanzan en ese camino.

Esta realidad preocupante cobra mayor visibilidad, entre otros factores, por el cambio climático. En el país, más de medio millón de personas no tiene agua potable, y quienes la tienen, utilizan en promedio 150 a 200 litros de agua diarios, los cuales son devueltos sucios.

Las consecuencias de la escasez del agua se ven especialmente reflejadas en Alhué, al interior de Melipilla, Región Metropolitana, donde el problema se resiente todos los días.

Así es la realidad de Elizabeth Vilches, vecina de Talamí, en dicha provincia: “En mi casa no me llega agua potable, yo me abastezco con la vertiente. Entonces, la vertiente queda como, aproximado, dos kilómetros y medio caminando el cerro”, cuenta.

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Desde la gerencia del área de sustentabilidad de Fundación Chile, Andrés Pesce explica los motivos de esta escasez, atribuyéndolo a que tanto el país como el mundo entero tienen un modelo de desarrollo lineal. “Es decir que, en la medida en que aumentamos nuestro crecimiento económico, hacemos uso de más recursos”, señala.

El desafío para la industria contempla rediseñar el modelo para que el desarrollo social y económico con un nuevo enfoque que genere resultados positivos en los que participen distintos sectores.“Priorizando estas soluciones de acuerdo a aquellas que cuestan menos plata y que tienen menos complejidades sociales y ambientales”, afirma Pesce.

Y bajo esta lógica, pensando en la naturaleza,  habría que desarrollar las soluciones basadas en la naturaleza.

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Los bosques son reguladores del ciclo hidrológico, regulan la velocidad del agua, su infiltración y permiten la reposición de las napas subterráneas. Ejemplo de esto es el, Parque Botánico de Viña del Mar, donde se recuperaron 250 hectáreas

Dicho espacio nació como idea de la marca Coca-Cola en su intención de restaurar las aguas que gastan en sus procesos como empresa dedicada a los bebestibles: “Buscaban algún proyecto que fuera práctico, real, y que además fuera cercano para que la gente lo pudiera disfrutar”, dice Alejandro Peirano, director de la Fundación Jardín Botánico.

La voluntad sustentable de la empresa la ha llevado a colaborar en la reforestación de 500 palmas chilenas y 30 mil especies nativas.

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