La semana pasada, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, anunció planes para adquirir cientos de miles de costosos chips de procesamiento de inteligencia artificial (IA), desatando preocupaciones entre expertos sobre el potencial uso que pretende darles.

En una publicación en Instagram, Zuckerberg reveló su intención de comprar 350,000 chips gráficos Nvidia H100, valuados en aproximadamente $30,000 cada uno y considerados como los mejores del mercado para alimentar modelos de IA. El objetivo declarado por Zuckerberg es la construcción de una inteligencia artificial general (IAG) de código abierto, un hito donde la IA alcanza o incluso supera la inteligencia humana.

A pesar del debate en curso sobre la posibilidad real de una IAG, la perspectiva en sí ha generado inquietud entre algunos investigadores. Dame Wendy Hall, científica de la computación en la Universidad de Southampton y miembro del consejo asesor de IA de las Naciones Unidas, expresó su preocupación, señalando que lanzar una IAG de código abierto antes de resolver la regulación de estos sistemas poderosos es “realmente aterradora” y “irresponsable”.

Hall sugirió que aunque la IAG puede estar a muchos años de distancia, es crucial establecer un marco regulatorio para evitar posibles consecuencias negativas en manos equivocadas.

Por otra parte, según reportó Futurism, Andrew Rogoyski, director del Instituto de IA Centrada en las Personas de la Universidad de Surrey, compartió inquietudes similares y enfatizó la importancia de decisiones consensuadas a nivel internacional, no solo tomadas en la sala de juntas de una empresa tecnológica.

Este no es el primer desafío de Meta (anteriormente Facebook) en relación con la IA de código abierto. El año pasado, Hall comparó la apertura del modelo de lenguaje Llama 2 de la compañía con “darle a la gente una plantilla para construir una bomba nuclear”.

Aunque Meta no es la única empresa persiguiendo la construcción de IAG, su enfoque de código abierto ha generado preocupaciones únicas. Competidores como OpenAI y Google DeepMind también están en la carrera por desarrollar IAG, pero Meta destaca al querer hacer accesibles sus modelos al mundo, planteando interrogantes sobre los posibles riesgos asociados.

El debate sobre la IAG y su regulación continuará mientras las empresas tecnológicas avanzan en la carrera por alcanzar nuevos hitos en inteligencia artificial.

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