En medio de los acontecimientos recientes que están ocurriendo en Ucrania, ha quedado claro que los arsenales nucleares del mundo representan una gran amenaza para la humanidad.

Como una forma de contrarrestar esta situación, la Fuerza Espacial de Estados Unidos tiene puesto en la órbita una constelación de satélites diseñados para monitorear y buscar señales de explosiones nucleares o lanzamientos de misiles.

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Como parte de una continua actualización, el último programa Polar infrarrojo persistente aéreo (NPG) acaba de cerrar su contrato de desarrollo con Northrop Grumman Corporation y Ball Aerospace.

Se espera que estos dos satélites serán lanzados en 2023 y entrarán en órbitas altamente elípticas, pasando sobre los polos de la Tierra, por lo que podrán cubrir varias altitudes.

Los instrumentos que se desarrollarán bajo el contrato de US $2370 millones de dólares son sensores infrarrojos que permitirán detectar y rastrear misiles balísticos e hipersónicos mediante diferentes firmas de calor.

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Además, de sumar un sistema de comunicación mejorada que transmite datos a la Tierra, fortaleciendo los ataques antisatélites y cibernéticos.

“NGP combina la experiencia comprobada de Northrop Grumman en advertencia y defensa de misiles con la experiencia de Ball Aerospace en sensores ópticos y procesamiento de datos de misiones. La solución de nuestro equipo para NGP asegurará una cobertura continua del hemisferio norte, especialmente la región crítica del Ártico, para proteger contra las amenazas entrantes”, explicó Sarah Willoughby, vicepresidenta de sistemas geoespaciales y de infrarrojos persistentes aéreos de Northrop Grumman en un comunicado.

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