Hace más de cien años, los jarabes para la tos pertenecían a una industria no regulada, lo que significaba que los fabricantes podían (y bueno, por supuesto que lo hicieron) agregar casi cualquier elemento a sus remedios.

La medicina en la década de 1900 era cuestionable. Desde la morfina o el cloroformo, estas drogas eran administradas en dosis muy superiores a las razonables. Incluso, para casi cualquier dolencia, la cocaína o los opiáceos eran recetados a la mayoría de los pacientes.

Tal vez nada fue tan bueno como el “jarabe para la tos de una noche” de finales del siglo XIX que se volvió viral en Internet por sus ingredientes.

Los componentes principales enumerados son 1% de alcohol, cannabis indica, cloroformo y morfia, un término antiguo para la morfina.

No está claro cuándo se fabricó la botella, pero la compañía Kohler Manufacturing fabricó esta medicina a partir de la década de 1880 y es una muestra de cómo eran los típicos jarabes a lo largo de la década de 1900.

En específico, este jarabe se fabricó después de 1906, ya que cumple con la Ley de Alimentos y Drogas de 1906, que prohibía el movimiento ilegal de alimentos y bebidas en los Estados Unidos.

El jarabe era muy típico de los medicamentos para la tos en ese momento. La morfina, la heroína y otros derivados de la amapola se usaban para suprimir el dolor y parar la tos.

Supuestamente, el cloroformo también ayudaba con la tos y hacía que el paciente se adormeciera (quizás demasiado). El alcohol y el cannabis ayudaban a “calmar los nervios”.

Los opioides se volvieron más regulados y el uso de cloroformo se detuvo después de que la FDA descubriera que aumentaba el riesgo de paro cardíaco y cáncer en 1976, por lo que los jarabes para la tos tuvieron un gran giro a finales del siglo XX.

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