(CNN) – Los olores, esos evocadores susurros del pasado, flotan justo debajo de nuestra conciencia, recordándonos emociones y experiencias que dan forma a nuestra percepción del mundo. Un aroma fugaz de un bocadillo olvidado o de un libro antiguo puede desencadenar un viaje en el tiempo, convirtiendo los recuerdos borrosos en imágenes nítidas y vívidas.

A pesar de su poder evocador, el sentido del olfato ha sido ampliamente subestimado en los esfuerzos por comprender el pasado. Sin embargo, un creciente número de investigadores está emprendiendo el desafío de reconstruir los aromas antiguos para arrojar luz sobre cómo vivían nuestros ancestros.

Durante la pandemia de Covid-19, la pérdida temporal del olfato experimentada por muchos puso de relieve su importancia en nuestras vidas. Ahora, se están desarrollando nuevos proyectos de investigación para comprender cómo olía el pasado y qué olores contemporáneos deberían ser preservados para las generaciones futuras.

“Es un sentido vital”, dice Barbara Huber, investigadora doctoral de arqueología en el Instituto Max Planck de Geoantropología en Jena, Alemania. “El olfato fue muy importante en el pasado y probablemente aún más importante porque no todo estaba tan limpio como hoy en día“.

El desafío para los investigadores radica en capturar lo efímero: los olores antiguos son volátiles y desaparecen una vez que su fuente se ha ido. Sin embargo, nuevas técnicas biomoleculares están ayudando a desentrañar este misterio.

Los científicos estudian residuos biomoleculares dejados en artefactos antiguos utilizando técnicas como la cromatografía y la espectrometría de masas. Estos métodos permiten detectar compuestos orgánicos volátiles que revelan información sobre los olores del pasado.

Por ejemplo, Barbara Huber ha estudiado quemadores de incienso en el sitio arqueológico de Tayma, en Arabia Saudita, para reconstruir el “paisaje olfativo” de este antiguo oasis. Al detectar metabolitos secundarios en resinas perfumadas, ha logrado recrear los aromas de hace miles de años en colaboración con perfumistas.

Otros investigadores, como Sean Coughlin, están intentando recrear perfumes antiguos basados en recetas históricas. Utilizando técnicas de química orgánica, están descubriendo los secretos de antiguos perfumistas y restaurando los aromas perdidos en el tiempo.

El proyecto Odeuropa, por ejemplo, se propone devolver a la vida los aromas históricos para preservar una parte vital de nuestro patrimonio cultural.

Preservar los olores contemporáneos también es importante. El Instituto para el Patrimonio Sostenible en UCL ha identificado la receta química para el olor de los libros antiguos, permitiendo la recreación de este aroma único antes de que desaparezca para siempre.

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