¿Sabías que la Antártica no siempre fue el continente más frío del planeta? A finales del Cretácico existieron temperaturas más cálidas que favorecieron la existencia de verdes y frondosos bosques en donde habitaron dinosaurios y mamíferos prehistóricos.

En estos bosques también se produjeron incendios forestales frecuentes asociados a episodios de vulcanismo hace 75 millones de años, al final de la Era de los Dinosaurios. Este nuevo descubrimiento se desprende de un estudio de la revista Frontiers in Earth Science, que presenta nuevos datos para comprender la dinámica ambiental de la Antártica a lo largo del tiempo.

El análisis, dirigido por la investigadora Dra. Joseline Manfroi, se realizó gracias a muestras paleontológicas recolectadas de la isla Rey Jorge en expediciones científicas organizadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH) y el Programa Antártico Brasileño (Proantar).

Reconstrucción del paleoambiente austral durante el período Cretácico, basada en estudios geológicos y paleontológicos, mostrando la ocurrencia de frecuentes incendios de vegetación causados por nubes.

La primera evidencia de la ocurrencia de incendios forestales en la Antártica ya había sido comprobada por la experta en un artículo del año 2015. Pero este nuevo trabajo comprueba que la Antártica estuvo en llamas durante el fin del Cretácico y que estos episodios se asociaban al fuerte vulcanismo de la época.

“El intenso vulcanismo (…), fue también el impulsor de los incendios forestales que se produjeron en este mismo período. Sin embargo, al contrario de lo que se puede imaginar, no fueron los flujos de lavas ardientes los que consumieron la vegetación, sino el contacto de la vegetación con las nubes de las cenizas calentadas (nubes piroclásticas) que fueron expulsadas por los volcanes. Estas nubes de cenizas calentadas alcanzaron los bosques, provocando el inicio de incendios naturales en la vegetación”, explica la Dra. Manfroi en un comunicado.

Dra. Joseline Manfroi.

Conocer el pasado para comprender el presente

Para los autores del texto, resulta relevante no solo comprender los cambios ambientales globales en el presente, sino saber qué sucedió en edades pasadas.

“Esta construcción no solo contempla las señales actuales de perturbaciones en los ambientes, sino que es necesario dirigir nuestra mirada hacia estudios que representen una escala temporal más amplia. Siendo así, caracterizar y comprender los ambientes del pasado de la Tierra y sus agentes perturbadores (como el fuego), son herramientas fundamentales para construir escenarios y modelos que permitan entender mejor la dinámica terrestre y ayuden a conservar la biota actual”, comenta Manfroi.

Si bien la Antártica es conocida actualmente por sus temperaturas bajo cero y alrededor del 98 % de su territorio está cubierto de hielo, “a lo largo del tiempo geológico tuvo sus ambientes en llamas, como atestiguan los fósiles que muestran la ocurrencia de incendios en la vegetación”.

Una Antártica verde, mostrando los frondosos bosques compuestos principalmente por helechos, gimnospermas y angiospermas, que habitaban el actual continente blanco, durante el período Cretácico.

Para la experta, la acción del fuego frecuente sobre la vegetación modeló y perturbó los bosques, influyendo incluso en la evolución y biodiversidad florística de estas zonas del globo”, finalizó la investigadora.

El estudio contó con la colaboración con la Dra. Cristine Trevisan y el Dr. Marcelo Leppe, ambos del organismo polar, además del apoyo brindado por otros investigadores brasileños como la Dra. Tania Dutra, Dr. André Jasper, Dr. Marcelo Carvalho y el Dr. Francisco Aquino. El estudio recibió financiamiento del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico del Ministerio de Ciencia de Brasil.

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