(CNN) — Cuando Daniel Kriz vio un par de orcas debajo de su barco mientras cruzaba el estrecho de Gibraltar en abril, pensó: “Otra vez no”.

Para Kriz, un veterano capitán que estaba llevando un catamarán de regatas a través del Atlántico, era el segundo encuentro de este tipo en tres años, después de que una manada de orcas rodeara e inutilizara su barco en 2020.

“De repente nos sorprendió lo que parecía una mala ola desde el lado”, dijo sobre el incidente reciente. “Eso ocurrió dos veces, y la segunda vez nos dimos cuenta de que teníamos dos orcas debajo del barco, arrancando el timón a mordiscos. Eran dos juveniles, y las adultas estaban dando vueltas, y me pareció que estaban vigilando esa acción”.

Las cuatro personas a bordo de la embarcación no sufrieron heridas, pero, sin el control total del barco, Kriz tuvo que llegar al puerto deportivo más cercano usando solo sus motores.

Las orcas habían destruido ambos timones (las superficies de control sumergidas que dirigen una embarcación) en lo que parecía una versión perfeccionada del encuentro ocurrido tres años antes.

“En 2020, el ataque duró casi una hora y no fue tan organizado”, dijo Kriz. “Esta vez pudimos oír cómo se comunicaban bajo el barco. Solo duró entre 10 y 15 minutos”.

La experiencia de Kriz no es aislada. En los últimos tres años, el Estrecho de Gibraltar —un corredor marítimo de 13 kilómetros de ancho que separa Europa de África— ha sido un punto caliente de actividad, con más de 500 interacciones entre orcas y barcos.

Según Mónica González, bióloga marina de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA), una organización no gubernamental que recopila datos sobre las orcas en el estrecho, todos los encuentros implican alguna combinación de unos 15 animales, que han hundido tres embarcaciones e inutilizado docenas más.

La razón por la que ciertas ballenas se interesan tanto por los barcos aún no está clara, pero los expertos tienen un par de teorías.

Dos teorías

El Estrecho de Gibraltar es una de las vías navegables más transitadas del mundo y, aunque las orcas solo se acercan a una ínfima parte de los barcos que lo atraviesan, aproximadamente 1 de cada 5 interacciones resulta en daños graves que requieren un remolque, explica González.

El último hundimiento se produjo en mayo, cuando el velero Alboran Champagne fue atacado por tres orcas e inundado por completo; después fue abandonado y dejado a la deriva para que se hundiera.

El 22 de junio, dos equipos diferentes que participaban en la regata anual Ocean Race informaron de encuentros con orcas en el estrecho, pero ninguno de los dos yates sufrió daños.

La tasa actual de interacciones está en un punto álgido estacional de entre 20 y 25 al mes: “Hay más encuentros en verano porque las presas de las orcas, el atún rojo, están en el estrecho y esperan allí”, explica González. “Cuando acaba el verano, el atún se desplaza al norte de España y las orcas les siguen”.

Una manada de orcas (Orcinus orca) nada junta en el estrecho de Gibraltar en agosto. Foto: FLPA/Shutterstock.

Las orcas son los miembros más grandes de la familia de los delfines. Estos poderosos animales son mamíferos marinos muy sociables y pueden nadar a velocidades de hasta 48,3 kilómetros por hora, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

Un adulto puede pesar hasta 11 toneladas y alcanzar los 9,7 metros de longitud. Las orcas pueden llegar a vivir hasta 90 años en libertad, y se calcula que la población mundial ronda los 50.000 ejemplares.

González dijo que el número total de orcas en el estrecho es de solo 40 —una subpoblación catalogada en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza— y que unas 15 se acercan a los barcos. Y entre los infractores solo hay dos adultos, lo que podría ofrecer pistas sobre su motivación.

“Tenemos dos teorías sobre por qué empezaron estas interacciones”, dijo. “La primera es que las orcas simplemente están jugando, y la otra es que un animal sufrió un momento aversivo y las orcas están tratando de detener a los barcos para evitar que vuelva a suceder, pero no sabemos exactamente lo que pasó en primer lugar”.

Gladis Blanca

En 2022, investigadores de varias instituciones y universidades locales realizaron un estudio sobre los ataques, revelando que suelen producirse a la luz del día, principalmente hacia el mediodía, y duran entre media hora y dos horas.

El tamaño medio de las embarcaciones abordadas es de unos 12,2 metros, y el patrón habitual para una interacción implica que las orcas se acercan al barco en silencio, nadan bajo él, lo tocan ligeramente y luego —en los casos más extremos— van a por el timón.

Cuando los animales lo hacen, pueden hacer pivotar rápidamente una embarcación 360 grados, causando peligro y angustia a sus ocupantes. El encuentro suele terminar cuando las orcas rompen el timón o la embarcación se detiene por completo.

“Cada vez es más probable que un animal haya iniciado este comportamiento tras un incidente con una embarcación”, afirma el biólogo Alfredo López Fernandez, investigador adjunto de la Universidad de Aveiro (Portugal) y uno de los autores del estudio.

Señala como prueba la historia de una orca hembra conocida como Gladis Blanca: “Es la única adulta que empezó en 2020 con las interacciones junto con otros siete juveniles”.

Hay indicios que sugieren que Gladis Blanca podría haberse enredado en redes de pesca —una amenaza común para las orcas— ya sea como accidente o durante un intento de pesca ilegal, dijo López Fernández.

Muchos barcos utilizan sedales en la popa, y este parece ser uno de los factores que motivan a las orcas a acercarse e investigar la parte trasera de la embarcación. A principios de este año, otra orca de la zona fue vista con un sedal en el cuerpo, dijo.

Desde el supuesto suceso traumático de Gladis Blanca, dos orcas adultas pueden haber empezado a enseñar a los juveniles a acercarse a los barcos para inutilizar sus timones, lo que parece concordar con la observación de Kriz sobre la evolución del comportamiento entre sus dos encuentros.

“Las orcas son una sociedad muy matriarcal y todos los juveniles admiran a estas hembras tan importantes en la manada; los juveniles están copiando sus comportamientos porque creen que si estos individuos tan importantes hacen algo, ellos tienen que hacer lo mismo para asegurar su propia supervivencia”, dijo González.

Preocupantemente, las interacciones parecen ir en aumento: “De enero a mayo, hemos visto un aumento en comparación con el año pasado, pero es demasiado pronto para decir si esto se mantendrá durante el resto de la temporada”, dijo López Fernández.

Sin daños para las personas

El timón de un barco dañado por orcas en el Estrecho de Gibraltar en Barbate, sur de España, el 31 de mayo. Las autoridades aconsejan a las tripulaciones que apaguen el motor o bajen las velas durante los encuentros con orcas, dijo la bióloga marina Hanne Strager. (Foto: Jorge Guerrero/AFP vía Getty Images)

El timón de un barco dañado por orcas en el estrecho de Gibraltar en Barbate, sur de España. Foto: Jorge Guerrero/AFP vía Getty Images.

Según Hanne Strager, bióloga marina y autora de “The Killer Whales Journals“, aunque no se puede descartar el origen traumático del comportamiento, también cree que el juego es una explicación más viable.

“Se sienten atraídas por el timón, porque está construido para ser móvil y descubrieron que si lo empujan hacia un lado pueden hacer grietas en el casco, y eso es lo que se cree que es la causa del hundimiento de algunos de estos barcos”, dijo.

“Pueden pensar que es divertido, como dar patadas a una pelota en el césped para ver qué pasa. Pero para la gente que está experimentando esto en su barco multimillonario, no es divertido, no es un juego. Da bastante miedo”.

Sin embargo, no hay pruebas de que las ballenas quieran hacer daño a los humanos, añadió Strager.

“Hablé con uno de los tripulantes de uno de los barcos que se hundió, que también es biólogo marino, y me dijo que nunca sintió que hubiera agresión”, dijo. “No les importaba la gente y, en cuanto se hundió el barco, se fueron”.

Kriz también descartó cualquier intención abiertamente hostil por parte de los mamíferos.

“No creo que se trate de un comportamiento agresivo y desde luego no hacia los humanos. Básicamente juegan con los timones hasta que se los quitan”, dijo. “Podían vernos, les estábamos filmando y fotografiando desde el barco y no hubo ninguna interacción por ninguna de las partes. No golpearon el barco en ningún otro sitio. Solo los timones”.

Comportamiento lúdico

Las orcas son muy inteligentes y conocidas por sus comportamientos lúdicos, que a veces pueden convertirse en modas culturales entre un pequeño grupo de individuos. González mencionó cómo en 1987, en aguas del noroeste del Pacífico, una orca empezó a llevar salmones muertos en la cabeza, y el comportamiento se extendió rápidamente al resto de la manada, para durar solo un año.

“Ciertamente juegan y juegan con todo tipo de cosas”, dijo Strager. “Las he visto nadar con una medusa en la nariz durante un tiempo. Varios de ellos lo hicieron y no había ninguna explicación aparte de que era divertido. También las he visto golpear pequeñas aves marinas desde la superficie del agua, que luego no se comen. También juegan entre ellos”.

Se aconseja a las embarcaciones que crucen el estrecho de Gibraltar que consulten el sitio web del Grupo de Trabajo de Orcas del Atlántico y descarguen una aplicación llamada GT Orcas para conocer los puntos calientes de actividad que es mejor evitar. En caso de encuentro, lo mejor es no hacer nada.

“La recomendación oficial es no hacer nada en absoluto, apagar el motor o arriar las velas y ser lo menos interesante posible para las orcas. No gritar, no vociferar, no gritar”, aconseja Strager.

Para las orcas, en peligro crítico de extinción, hacerse mala fama podría ser fatal. “Algunos marineros recomiendan arrojar cloruro, gasóleo, petardos o incluso dinamita al agua”, dijo Strager. “Pero esta pequeña y vulnerable población de orcas depende de nuestro amor por ellas. Dependen de nuestra protección”.

Kriz se mostró de acuerdo. “En resumidas cuentas, estamos en su territorio”, dijo.

“Quizá deberíamos designar algún tipo de corredor por donde los barcos entren o salgan de Gibraltar, algo así como las rutas marítimas”, añadió, señalando que el seguimiento de la ubicación de los animales solo funciona hasta cierto punto porque “han estado por todas partes”.

¿Es probable que las ballenas se aburran pronto de destrozar timones? No apuestes por ello, dice González. “Personalmente no creo que vayan a parar pronto”, dijo. “Quizá poco a poco, pero no a corto plazo”.

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