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Luego de dos décadas de negociaciones, por primera vez 193 estados miembros de las Naciones Unidas acordaron un histórico pacto, cuyo objetivo es proteger para 2030 el 30% de las aguas internacionales.

Este tratado es una victoria monumental para la protección de los océanos y una señal importante de que el multilateralismo aún funciona en un mundo cada vez más dividido. El propósito central es otorgar un marco legal para establecer amplias áreas marinas protegidas y así conservar la vida marina amenazada por el cambio climático, la sobrepesca y el tráfico marítimo.

¿Qué viene ahora? Sobre los lineamientos y alcances del tratado de ultramar de la ONU, Futuro 360 conversó con el abogado y consultor internacional en derecho del mar Cristian Laborda y Julio Cordano, director de Medioambiente, Cambio Climático y Océanos en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Histórico acuerdo en beneficio del océano

Casi 200 países acordaron un “tratado de alta mar” legalmente vinculante para proteger la vida marina en aguas internacionales, que cubren alrededor de la mitad de la superficie de la Tierra. Estas aguas proporcionan el hábitat para una gran cantidad de especies y ecosistemas únicos, sustentan la pesca mundial de la que dependen miles de millones de personas y son un amortiguador crucial contra la crisis climática.

Para el abogado Laborda, este hito representa un “triunfo muy importante para avanzar en el tema de la regulación”. “El hecho de que sea legalmente vinculante, es que es una obligación para los Estados. Los Estados se comprometen a cumplir con el tratado con las disposiciones, con lo que se establece en términos del bien común”, señaló.

En esa línea, Julio Cordano recalcó la importancia de “tener plataformas comunes y soluciones que sean creíbles”.

“Si yo quiero que el acuerdo de altamar reconozca o apruebe una área protegida (…) la parte que propone esa medida de conservación va a tener que hacerlo a través de un procedimiento que también está descrito en el acuerdo”, agregó la autoridad.

Según Cordano, este pacto incluye consultas con otros países, grupos de interés, pueblos indígenas, además de que tiene que “presentar los informes de impacto ambiental” correspondientes.

“El acuerdo es una herramienta (…), sin perjuicio, lo que tiene son objetivos a los cuales debe transitar”. detalló Laborda.

La protección de especies que no conocemos

El tratado se divide en cuatro secciones principales y contempla mecanismos para la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales a modo de santuarios oceánicos.

Pero el número de especies marinas descritas, es decir, reconocidas y clasificadas, es más de 230 mil. Para los expertos existe un gran desconocimiento humano de los mares.

Según Cordano, en altamar “no conocemos ni un décimo de la biodiversidad que queremos proteger”. “Se conocen cerca de 250 mil especies en altamar, y sin embargo, se calcula que pueden haber millones de especies. Probablemente esas especies están avanzando rápido hacia la extinción”, sostuvo.

“Muchos países apoyaron que, como el altamar es un bien común global, fuera la COP la que decidiera si esa actividad pueda ser aprobada o no, en virtud de los resultados del impacto ambiental. A eso, obviamente, el norte global se opuso”, aseguró Laborda.

Las implicancias del acuerdo en Chile

De acuerdo a Cristian Laborda, nuestro país podría establecer gestiones bilaterales”, porque no existe la plataforma donde realizar reclamos. Con el acuerdo, “Chile podría solicitar los informes, pedir que se haga el impacto ambiental y por lo tanto pedir las conclusiones”.

“Va a establecer las reglas de cómo podemos crear áreas más allá de la juridisción nacional”, concluyó Laborda.

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Martes / 22:30 / CNN Chile