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Un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge sugiere que solo basta con 10 minutos en contacto con la naturaleza para ayudar a reducir las rabietas en niños pequeños.

La investigación arrojó que los niños que estaban más conectados con el exterior durante el primer confinamiento por el COVID-19, tendrían un mejor comportamiento y bienestar general.

Según la información, publicada en People and Nature, se cree que los espacios verdes ayudan a proteger a los más pequeños del hogar contra los efectos de la salud mental de perderse su etapa escolar, las rutinas cotidianas y las amistades.

En tal estudio, se reclutó a 376 familias con menores entre los tres y siete años y se les preguntó si la conexión de estos disminuyó o permaneció igual entre abril y julio del año pasado.

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Además, se les consultó a los padres sobre el comportamiento general de sus hijos, incluyendo la agresividad, la hiperactividad y el “mal comportamiento”, así como las rabietas.

A partir de aquello, se demostró que los niños que estaban más interesados en la naturaleza tenían un nivel significativamente más bajo de problemas de conducta, respecto de los menores cuya conexión con jardines, parques y áreas verdes era menor.

Samantha Friedman, investigadora que dirigió el estudio de la Universidad de Cambridge, comentó que el acceso a la naturaleza “se asocia con amplios beneficios en niños y adultos, incluida la reducción de los niveles de ansiedad y depresión y la reducción del estrés”.

“La conexión con la naturaleza puede haber ayudado a proteger a algunos niños del Reino Unido contra los efectos del encierro”, añadió.

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