Estudio: Una dosis de vacuna COVID-19 reduce la propagación del virus hasta un 50%

Desde el inicio de la pandemia más de 3 millones de personas han muerto a causa del COVID-19, y hasta la fecha son 149 millones de personas que se encuentran contagiadas.

Es por ello que los gobiernos han enfatizado en el uso obligatorio de mascarillas, mantener un distanciamiento social de dos metros, el constante lavado de manos y últimamente la administración de vacunas contra el virus.

Según la organización Our World in Data, se han administrado más de 1,060 vacunas y 248 millones de personas se han vacunado completamente en el mundo. En el caso del país el ministerio de Salud, indicó que han administrado más de 14 millones de dosis, de las cuales casi 8 millones han recibido la primera dosis y 6 millones se encuentran completamente vacunados.

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Estudios previos han demostrado que las vacunas reducen el riesgo de que una persona desarrolle una infección sintomática hasta un 65%, luego de cuatro semanas de administrarse la primera dosis.

Es por ello que una investigación realizada por la Public Health England (PHE), de Reino Unido, estudió los datos de más 57 mil contactos en 24 mil hogares que habían tenido  un caso confirmado y que ya habían recibido una vacuna, en comparación a casi un millones de casos por contacto de no vacunados.

Los resultados indicaron que aquellas personas que se infectaron tres semanas luego de recibir su primer pinchazo, representan entre un 38% y un 49% menos de probabilidades de transmitir el virus entre sus contactos directos (con quien vive) en comparación de aquellos que no se han vacunado.

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“Refuerza aún más que las vacunas son la mejor manera de salir de esta pandemia, ya que lo protegen y pueden evitar que, sin saberlo, infecte a alguien en su hogar”, comentó Matt Hancock, secretario de Salud británico.

Explican que una dosis de las vacunas Pfizer y/o AstraZeneca no solo reducen la gravedad de la enfermedad, sino que también poseen un impacto adicional en la reducción de la posibilidad de transmitir el COVID-19 a otras personas.

El equipo de PHE dijo que los hogares se les considera un entorno de “alto riesgo” para la transmisión, y que se podrían esperar resultados similares en otros entornos de riesgo como “alojamientos compartidos y prisiones“.