Cuando la NASA se propuso investigar a gemelos idénticos que son astronautas -uno orbitando en el espacio por cerca de un año, y el otro en la Tierra- sabían que el resultado sería incierto.

¿Scott Kelly volvería al planeta más jóven que su hermano, Mark, como se vió en la película Interstellar?

La respuesta, delineada en la investigación más comprensible del impacto de la vida en el espacio para el cuerpo hmano, es que aparantemente no hay cambios sustanciales y permanentes en la salud.

Sin embargo, los hallazgos rebelan pequeños efectos biológicos causados por la estadía de 11 meses en gravedad cero de Scott en la Estación Espacial Internacional (ISS).

Los científicos afirman que esto podría entregar información crucial sobre los riesgos implícitos de un futuro viaje de grandes dimensiones hacia Marte o más allá.

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“Esto abre una puerta para un tipo de análisis que nunca habrías podido realizar antes, el cual será importante para los astronautas cuando se embarquen en vuelos espaciales largos a Marte y de como hacerlos progresivamente independientes de los recursos en la superficie”, afirmó Andrew Feinberg, profesor de medicina de la Universidad Johns Hopkins y coautor del estudio para The Guardian.

Expertos han monitoreado por largo tiempo los efectos fisiológicos del viaje espacial en los astronautas. Aún así, la mayoría de los viajeros al espacio se embarcan por 6 meses o menos, y ningún estudio había involucrado un control genético idéntico en la Tierra.

Diez equipos de investigadores fueron recrutados para analizar casi todos los detalles de la fisiología de los gemelos Kelly, desde la flora bacteriana hasta la actividad genética y cognitiva antes, durante y después de la estadía de Scott en la ISS.

Los cambios incluyen diferencias en la actividad genética del gemelo que pasó la temporada en el espacio. Algunos de dichos genes estaban relacionados al sistema inmune, el cual pasa a través de un gran estrés en el espacio.

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Se pudieron observar otras diferencias, como por ejemplo en la forma de los globos oculares de Scott, incluyendo un nervio retinal más grueso, además de que la piel en su frente se volvió más gruesa.

Se piensa que estos efectos a una concentración mayor de fluidos en la cabeza sin la gravedad que normalmente los hace caer. Una serie de pruebas mostraron que las habilidades cognitivas de Scott declinaron levemente.

Quizás lo más intrigante fue lo que pasó con los telómeros del cosmonauta, los cuales son pequeñas estructuras al final de los cromosomas, tal y como la punta de los cordones de los zapatos. El largo de estas pequeñas puntas puede indicar el envejecimiento de una persona, ya que se acortan a lo largo de la vida y en situaciones de estrés físico.

Inesperadamente, Los talómeros de Scott se alargaron en el espacio, al contrario de lo esperado.

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“Nos estamos rascando las cabezas para entender cómo esos dramáticos cambios en talómeros están ocurriendo. No creo que puedan ser vistos como la fuente de la juventud, lo que haría que la gente quisiera vivir en el espacio”, afirmó Susan Baily, profesor de la Universidad del Estado de Colorado, encargado de esta parte de la investigación.

Luego de volver a la Tierra los talómeros de Scott se acortaron nuevamente, dejándolo a la par con su hermano.

“Hay miles de cambios genéticos y moleculares que ocurren cuando alguien va al espacio. Lo que nos deja tranquilos es que apenas vuelven, virtualmente, todo vuelve a la normalidad luego de aproximadamente 6 meses”, concluyó Mark Snyder, experto en genética de la Universidad de Stanford.

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