En un esfuerzo pionero, científicos de la Universidad Católica de Temuco (UCT) están abriendo nuevos horizontes en la producción agrícola mediante el desarrollo de biofertilizantes innovadores. Estas técnicas prometedoras, que emplean bacterias no patógenas, están diseñadas para hacer frente a la sequía que amenaza tanto a Chile como al resto del mundo.

La Dra. Sharon Viscardi, Bióloga Nutricionista de la UCT, lidera este proyecto revolucionario. Explica que las bacterias utilizadas no solo ayudan a las plantas a resistir la sequía mediante un potente efecto antioxidante, sino que también actúan como agentes de biocontrol.

“Al regar estas bacterias alrededor de las raíces de las plantas, generamos un efecto protector, evitando que la planta se enferme con hongos fitopatógenos”, detalla la Dra. Viscardi.

Combatir la sequía no lo es todo: Mejora en su valor nutricional

Además de proteger las plantas, el equipo de científicos está explorando cómo estas bacterias afectan directamente a los frutos, con el objetivo de mejorar su valor nutricional.

La visión detrás de este biofertilizante es crear productos con un contenido vitamínico superior y un fuerte potencial nutricional, sin comprometer las características esenciales de sabor, olor, aspecto y consistencia.

La validación actual de este avance se está llevando a cabo en el cultivo de tomates, un alimento básico en Chile.

Según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), el año pasado se sembraron más de 12 mil hectáreas de tomates en el país, con una producción que superó las 870 mil toneladas, destinadas tanto al consumo nacional como a la exportación.

Esta iniciativa responde a las preocupantes cifras de inseguridad alimentaria global emitidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Con más de 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo, el cambio climático se posiciona como un factor crucial.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), si no se toman medidas, otros 600 millones de personas podrían enfrentar la escasez alimentaria para el año 2080 debido al cambio climático.

La investigación de la UCT ofrece una luz de esperanza en la lucha contra la inseguridad alimentaria y la sequía, proporcionando una solución innovadora y sostenible para fortalecer la producción agrícola en tiempos desafiantes.

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