En Chile existen de 92 volcanes activos y de ellos, 60 tienen registro histórico de su actividad. Pero esta verdadera grieta terrestre es mucho más que su morfología.

“Es un conjunto de procesos que tienen lugar a lo largo de cientos de miles e incluso millones de años”, explica la geóloga y académica del Instituto de Ciencias de la Ingeniería (ICI) de la Universidad de O’Higgins, Laura Becerril.

Estos procesos van desde la generación del magma en profundidad, continuando con la culminación de la expulsión de material volcánico en la superficie y la generación de una o varias erupciones.

Los habitantes de esta parte del mundo no sólo vivimos en una “tierra que tiembla”, también es uno de los lugares con mayor número de volcanes activos a nivel global.

“Chile es un país de volcanes, es el segundo país con mayor número de volcanes activos, si tenemos en cuenta la pequeña superficie que tiene el país (figura 1). Hay otros países con mayor número de volcanes, como Estados Unidos, Japón, Indonesia e incluso Rusia, pero también tienen mayor superficie”, asegura la Dra. Becerril.

En la Región de O’Higgins se encuentran dos volcanes: el Tinguiririca y el Cerro Palomo que ocupan el puesto 56 y 67, respectivamente, en el ranking del riesgo volcánico.

Si se tiene en cuenta el número de volcanes versus el área del país, Chile sería el 2° país con mayor número de volcanes después de Japón.

¿Cuál es el pronóstico y peligro de la actividad volcánica?

Consultada sobre la peligrosidad de los volcanes, la Dra. Becerril asegura que “son potencialmente peligrosos” y detalla que el peligro hace referencia al “proceso geológico, por tanto, sin son activos van a tener procesos volcánicos o eruptivos futuros, lo que varía, en cada caso, es la frecuencia de estos procesos”.

En el caso de los volcanes de la Región de O’Higgins, la recurrencia de un proceso eruptivo es menor que, por ejemplo, la ocurrencia que tienen los volcanes que están arriba del ranking como es el caso del Villarrica y del Llaima. “Los de nuestra región no presentan un gran número de comunidades aledañas como puede ser el caso del Volcán Villarrica“.

La peligrosidad de los volcanes depende de “cuán activos están, lo que a su vez está relacionado con el contexto geodinámico en el que se encuentran. Por ejemplo, hay volcanes que están en contextos donde las erupciones son menos explosivas y tienden a ser menos violentas (como las erupciones en Hawaii), por lo tanto, suponen generalmente, menor riesgo para la población”.

Laura Becerril.

Laura Becerril precisa que los volcanes de la Cordillera de Los Andes son, potencialmente, más peligrosos ya que “sus erupciones tienden a ser más violentas”.

Respecto a si es posible pronosticar la erupción de un volcán, la geóloga es clara en señalar que “con la herramientas y conocimientos actuales, no se puede pronosticar al 100% dónde y cuándo va a ocurrir una erupción”.

Por ello, su trabajo se enfoca en evaluar la peligrosidad volcánica y elaborar escenarios y mapas de peligros que forman parte de la etapa de mitigación dentro del ciclo de la gestión del riesgo.

Estos insumos son base para la gestión de la emergencia y la reducción del riesgo de desastres, así como para el ordenamiento territorial, la confección de planes de emergencia comunales y regionales y para el conocimiento (educación) de quienes viven cerca de los volcanes.

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