Por Pablo Albarrán
Publicado por jferrada

En los últimos años, hemos sido testigos de un crecimiento exponencial en la demanda de alimentos a nivel mundial debido al aumento de la población. Sin embargo, esta creciente necesidad de alimentos también ha traído consigo una serie de desafíos ambientales y sociales que no podemos ignorar.

En este contexto, es importante reflexionar sobre cómo producimos nuestros alimentos y la necesidad de una solución colaborativa que involucra a humanos, animales y ecosistemas.

Históricamente, la industria alimentaria ha estado inmersa en métodos de producción que, si bien han abastecido la demanda creciente, han dejado un rastro de consecuencias catastróficas para el medio ambiente y el bienestar animal. Es imperativo cuestionar el paradigma existente y explorar alternativas viables que reconcilien la necesidad de consumir productos derivados de animales con el respeto y colaboración hacia la naturaleza.

Es cierto que algunas empresas han intentado cambiar el modelo alimentario, introduciendo prácticas más sostenibles. Sin embargo, debemos reconocer que la verdadera solución no reside únicamente en el esfuerzo individual, sino en la colaboración entre los actores involucrados en la cadena alimentaria.

La invitación es dejar de lado la explotación desmedida de recursos y se adentra en la colaboración con la naturaleza. Nuestra apuesta por la crianza de animales en entornos de libre pastoreo no solo promueve su bienestar, sino que también tiene un impacto positivo en la regeneración del suelo y la preservación de ecosistemas locales.

La agricultura sostenible es la clave para el futuro de la alimentación. Creemos en un enfoque que reúna a agricultores, comunidades locales, expertos en conservación y gobiernos para desarrollar prácticas agrícolas que sean respetuosas con el medio ambiente y socialmente justas. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los pequeños agricultores del mundo producen alrededor de un tercio de los alimentos del mundo, lo que contribuye notablemente a los sistemas agroalimentarios y a las economías globales.

En Chile, contamos con un rico patrimonio natural que debemos proteger y preservar para las generaciones futuras. La colaboración entre el sector agrícola, las autoridades gubernamentales y la sociedad civil es esencial para lograr un equilibrio entre la producción de alimentos y la conservación de nuestros valiosos ecosistemas.

La colaboración con la naturaleza no es solo una opción, es una responsabilidad. Es importante que las empresas lideren este cambio hacia una industria alimentaria más ética y sostenible. Es hora de que cada uno de nosotros considere el impacto de nuestras elecciones alimenticias y se sume a esta revolución hacia una armonía entre la alimentación y la naturaleza.

Además de los beneficios ambientales y éticos, hay una ventaja directa y tangible para nosotros como consumidores. Al elegir productos de fuentes sostenibles, estamos invirtiendo en salud y bienestar. Estos productos no solo son más nutritivos, sino que también están libres de los químicos y hormonas presentes en la producción industrial. Esta es una conexión esencial que todos debemos hacer: cuando cuidamos nuestro planeta, nuestro planeta cuida de nosotros.

A nivel mundial, la demanda de alimentos seguirá aumentando, y enfrentamos desafíos globales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. La colaboración entre humanos, animales y ecosistemas es la única forma de garantizar un futuro alimentario sostenible tanto en Chile como en el mundo.

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