El más reciente incendio forestal fue en las cercanías de La Ligua, donde 212 hectáreas fueron consumidas por el fuego durante días. Técnicos, brigadas, un avión y tres helicópteros se desplegaron para contener las llamas que surgieron en pleno invierno.
“Tenemos 43 incendios con una afectación aproximadamente de 2 mil hectáreas de terreno, lo cual es extremadamente inusual para la época“, detalló Aida Baldini, especialista del Departamento de Prevención de Incendios Forestales de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
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La regiones de Valparaíso, El Maule y Biobío lideran esta preocupante alza. El total de incendios a la fecha es 116% más que el promedio registrado en las últimas cinco temporadas. La última partió en julio, mes que fue declarado el más seco y cálido de los últimos 72 años.
Los expertos aseguran que esto es una preocupante antesala de lo que podríamos observar en verano. “Los últimos seis o siete veranos siempre hemos previsto que puede haber un grado de peligrosidad mayor”, manifestó Horacio Gilabert, investigador del Centro de Cambio Global de la Universidad Católica.
Al 83% de déficit de precipitaciones en el país se suma el aumento de las temperaturas a causa del cambio climático. El resultado es una mayor vegetación seca que, en condiciones de calor y altas temperaturas, se transforma literalmente en combustible.
“Esto se debe a la mala gestión de los residuos, tanto de la producción forestal como agrícola. La acción humana en espacios no regulados hace que tengamos una mayor probabilidad de incendios forestales”, sostuvo Rodrigo Santander experto del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS).
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Los incendios del año 2017 marcaron un precedente y luego de esos eventos se invirtió más en el control de los siniestros, pero la prevención sigue en deuda. “Se realizan labores en áreas prioritarias como los parques nacionales, pero hay un extenso territorio donde no se hace nada”, dijo Gilabert.
Más del 99% de los focos originados en el país de derivan de la acción humana. Vigilancia, educación, regulación y cortafuegos anticipados son medidas claves que se deben tomar para enfrentar incendios que se han visto agravados por la actual crisis climática.
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