Pelo ayuda a combatir derrames de petróleo - (02:36)
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Para examinar el efecto que cinco cuencas oceánicas tienen sobre el clima, un grupo de investigadores tuvo que “reducir” los mares. Solo así, aseguraron, se podría facilitar el estudio de las defensas naturales del cambio climático: los microbios. 

Científicos de la Universidad de California San Diego, Estados Unidos, (USCD) crearon un “océano de laboratorio” para replicar y experimentar las condiciones oceánicas, incluyendo el estudio de las comunidades de microbios acuáticos y cómo afectan el “spray de mar”. 

Dicho fenómeno es crucial para la formación de nubes; sin él, ni siquiera existirían estas formaciones meteorológicas. Las gotas que saltan del mar, afectan directamente la composición química de la atmósfera. Al interior del spray de mar, existen gases y aerosoles que escupen los microbios marinos. 

Los oceanógrafos estudiaron cómo dichas secreciones, interactúan con los contaminantes liberados por los humanos. Es una mejor comprensión de la química responsable de la atmósfera, que surge de los océanos y podría eventualmente ayudar a los humanos a alterar el sistema, y así reducir los efectos el cambio climático. 

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En una presentación virtual de la American Chemical Society, Kimberly Prather, profesora de la UCSD e investigadora del proyecto, anunció que los microbios marinos tienen el potencial de influenciar la composición atmosférica, la formación de nubes y el clima. 

Un océano en un laboratorio

Algunos científicos se refieren al océano como el “termostato planetario”, por su imprescindible efecto sobre la atmósfera terrestre. El color de las nubes, por ejemplo, puede alterar la temperatura: las nubes más blancas producen climas más fríos, mientras que las más oscuras calientan al planeta. 

Según Prather, por décadas los investigadores han hipotetizado que el fitoplancton, determina la composición de las nubes sobre el océano. Pero esos complejos mecanismos son difíciles de estudiar en la naturaleza. 

Por lo que la científica se llevó el océano al laboratorio, usando agua de mar para crear olas e imitar la complejidad química, física y biológica del enorme cuerpo de agua. 

Los investigadores armaron un tanque similar a una piscina de olas y la llenaron con cientos de litros de agua salada. Luego de eso, probaron diferentes composiciones de microbios (fitoplancton, bacterias y virus), junto con diferentes compuestos orgánicos volátiles (o COV), llenando las aguas con nutrientes que hicieran que las pequeñas criaturas florecieran. 

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Los COV son contaminantes ambientales que provienen de diferentes fuentes, incluyendo gasolina, productos como adhesivos y pinturas, preservativos y cigarrillos. Todos pueden tener efectos negativos en la salud humana, pero este estudio demuestra que también pueden tener consecuencias en el cambio climático.

Así se midió cómo los factores en el océano y la atmósfera finalmente afectan al spray marino, incluyendo el PH del aerosol, además de su forma y tamaño. Aquellos factores pueden cambiar cómo se forman las nubes, alterando por consiguiente, el clima. 

Si los humanos aprendieran a controlar todos los factores anteriormente mencionados, tendrían altas posibilidades de manejar el clima y reducir los efectos del calentamiento global. 

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