Durante décadas se pensó que Venus albergaba vida debido al descubrimiento de gas fosfina en su atmósfera, un gas raro que en la Tierra es producido por eventos orgánicos. Sin embargo, una investigación realizada por la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, sepultó la teoría y detalló que la responsable del fenómeno es la explosiva actividad volcánica.

“Hay estos misterios persistentes sobre Venus que realmente no podemos resolver a menos que volvamos allí directamente. Anomalías químicas persistentes que dejan espacio para la posibilidad de vida”, detalló Sara Seager, investigadora principal del equipo de estudio de detección de fosfinas en un comunicado.

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Ahora, para responder finalmente la interrogante sobre si existe vida en estas nubes -que se encuentran en altitudes entre 48 y 60 km-, el programa Misiones Venus Life Finder será el responsable de encontrar las piezas faltantes del rompecabezas.

Este proyecto involucra tres misiones durante la próxima década, cada una de ella basándose en las conclusiones que tiene ante él.

Las misiones serán analizadas por científicos del MIT, Georgia Tech, la Universidad de Purdue, Caltech y el Instituto de Ciencias Planetarias. Fue financiado privadamente por Rocket Labs y Breakthrough Initiatives, y consta de:

Primera misión

Sería lanzada tan pronto como en mayo 2023 a bordo de un cohete de Rocket Labs llamado Fotón.

La sonda posee un instrumento llamado nefelómetro autofluorescentes que hará brillar un láser mediante una ventana sobre las nubes, con el objetivo de que si encuentra modelos orgánicos, estos florecerán en respuesta a la luz.

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Asimismo, medirá la forma de las gotas, puesto que si son esferas perfectas, deberían contener ácido sulfúrico puro. Si se descubre otro tipo, significa que se está en presencia de otro tipo de químico.

Segunda misión

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Esta será lanzada en 2026 e incluye un globo que flotará durante una o dos semanas -a una altitud de 53 km- para despegar cuatro minisondas que medirán la acidez y el contenido del vapor de agua.

Tercera misión

La misión más ambiciosa de todo el proyecto se pretende realizar en 2029, ya que intentará capturar casi un litro de gases atmosféricos venusianos y pretende devolver la muestra a la Tierra para realizar un análisis mucho más riguroso.

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