A medida que los fanáticos de eventos astronómicos se preparan para observar el eclipse de “anillo de fuego” este 14 de octubre, científicos de la NASA aprovecharan este momento para embarcarse en una intrigante misión.

Desde el campo de misiles White Sands en Nuevo Mexico será lanzada la misión Perturbaciones Atmosféricas alrededor de la Ruta del Eclipse (APEP), bautizada también como la deidad egipcia de la oscuridad, quien persiguió al dios del sol Ra, su archienemigo, y cuando finalmente lo alcanzó, se formó un eclipse.

El objetivo de los tres cohetes sonda es la ionosfera, ya que durante un eclipse, la temperatura y la densidad disminuyen, creando así un efecto ondulatorio que podría afectar las comunicaciones por satélite, incluyendo el GPS.

El líder de la misión y profesor de física de ingeniería en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, Aroh Barjatya, detalla que se utiliza una interesante analogía para describir este fenómeno: “Si piensas en la ionosfera como un estanque con algunas suaves ondas, el eclipse es como una lancha a motor que de repente atraviesa el agua”. Este efecto puede tener un impacto momentáneo en las comunicaciones por satélite.

Es crucial comprender y modelar estas perturbaciones en la ionosfera, ya que todas las comunicaciones por satélite viajan a través de esta región. Este estudio ayudará a mejorar la precisión de sistemas como el GPS y garantizar una comunicación confiable durante eventos astronómicos.

Después del eclipse anular, los cohetes sonda y sus instrumentos viajarán a las instalaciones de vuelo Wallops de la NASA en Virginia, donde serán relanzados durante el próximo eclipse solar total el 8 de abril de 2024.

Estos dos eclipses solares serán los dos últimos eventos de este tipo que podrán verse en los Estados Unidos contiguos hasta 2044. Por lo tanto, la NASA está aprovechando al máximo esta oportunidad única para avanzar en nuestra comprensión de los efectos de los eclipses en la ionosfera.

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