Por Juan Escrig Murúa

El desarrollo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 marca un hito no solo en el ámbito deportivo internacional, sino también en el tecnológico, demostrando cómo la ciencia puede ofrecer avances significativos para la sociedad.

Además de la emoción y orgullo que sentimos con la entrega de nuestros deportistas nacionales, desde Cedenna contemplamos con creciente admiración las numerosas aplicaciones tecnológicas que han permeado al mundo del deporte, desde la revisión de jugadas (con la implementación del Video Assistant Referee (VAR) en el fútbol o el uso del ojo de halcón que rastrea las trayectorias de la pelota en el tenis), hasta el uso de nanotecnología en la creación de equipamiento deportivo cada vez más específico y sofisticado, marcando un antes y un después en la vida de los atletas.

En efecto, la nanotecnología está siendo aplicada en la confección de bicicletas, raquetas de tenis, palos de golf o bates de béisbol más ligeros y resistentes, aprovechando las propiedades únicas que exhiben los materiales en la escala nanométrica.

Por ejemplo, los nanotubos de carbono presentes en el equipamiento deportivo pueden llegar a ser 100 veces más resistentes que el acero con solo 1/6 de su peso. Y esto es solo la punta del iceberg, ya que el alcance de la nanotecnología va mucho más allá, incidiendo también en el diseño de vestuario deportivo, como por ejemplo, los trajes de baño de alta gama que, gracias a telas hidrofóbicas fabricadas con nanotecnología, aumentan la flotabilidad de los deportistas.

Asimismo, las prótesis o sillas de ruedas utilizadas por atletas en los Juegos Parapanamericanos están fabricadas con base en nanomateriales, marcando un hito significativo en la inclusión de tecnología de vanguardia para potenciar el rendimiento de deportistas con amputaciones. Lo interesante es que los fabricantes de estas prótesis o sillas de ruedas evalúan el desempeño de las mismas en estos juegos, pensando en cómo mejorar el diseño para las que usarán posteriormente las personas con necesidades especiales de todo el planeta.

Por su parte, la nanomedicina desempeña un papel crucial no solo al contrarrestar las necesidades físicas, sino que también cuidando la salud de los deportistas mediante la monitorización de la actividad que realizan para evitar sobreesfuerzos que pudieran resultar en una lesión o para ayudar en la recuperación tras la competición.

Las pulseras de actividad, por ejemplo, se usan para controlar diferentes señales biológicas como la tasa cardíaca, la temperatura, el nivel de saturación de oxígeno en sangre o la calidad del sueño. Las partes del cuerpo con lesiones o alta probabilidad de generarlas desprenden un calor mayor que el resto del cuerpo. La termografía, entonces, se encarga de medir la temperatura del deportista para localizar estos riesgos y medir la eficacia de los tratamientos de recuperación, sin necesidad de estar en contacto con el cuerpo de cada atleta (bioingeniería sensórica no invasiva).

La ciencia y la tecnología han transformado el mundo del deporte, mejorando tanto la práctica deportiva como el cuidado de los atletas. La recopilación de datos y su análisis minucioso no solo mejora el desempeño de los deportistas, sino que también incrementa la seguridad durante actividades riesgosas y asegura una mayor justicia en las decisiones competitivas. Santiago 2023 no solo es una plataforma para el triunfo deportivo, sino que un escaparate que ilustra cómo la unión entre nanociencia, nanotecnología y deporte puede nutrir el desarrollo, bienestar y alegría de la sociedad en su conjunto.

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