Bárbara Saavedra nos cuenta sobre “Turba Tol”, el proyecto que trasladará la Patagonia a la Bienal de Arte de Venecia

“Hol-Hol Tol” significa “corazón de las turberas” en el idioma Selk’nam, pueblo indígena de Tierra del Fuego, expresando así la búsqueda del proyecto colectivo chileno de un camino experimental hacia la conservación de este tipo de humedal, que se encuentra ligado al futuro bienestar de la humanidad.

El pabellón chileno para la próxima 59ª Bienal de Arte de Venecia acogerá a la propuesta interdisciplinar ‘Turba Tol’. Para conocer este proyecto y la importancia de la protección de las turberas en el marco del Día de la Tierra, en Futuro 360 conversamos con Bárbara Saavedra, directora para Chile de Wildlife Conservation Society (WSC).

“Uno de esos problemas prioritarios es la conservación de las turberas. Por lo tanto, fue natural abordar de manera conjunta cómo poder promover la conservación”, dijo sobre las razones para desarrollar esta puesta estética.

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Se trata de instalación multimedia inspirada en las turberas de la Patagonia que relaciona el arte con la ecología. Es por ello que en Turba Tol se reúnen tres ejes: la conservación, el arte y la cosmovisión desde el pueblo Selk’nam.

#Futuro360 | Conversamos con Bárbara Saavedra (@bsaavedrap), directora de @WCS_Chile para conocer el proyecto interdisciplinar #TurbaTol que estará presente en la 59ª Bienal de Arte de Venecia y la protección de las turberas #DíaDeLaTierra

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— Futuro 360 (@futuro_360) April 20, 2022

“Las turberas son humedales y aunque las personas no entiendan muy bien lo que es un humedal desde el punto de vista ecológico, sí entienden que es agua. Y el agua es la esencia pura y misma de la vida como la conocemos en todo el universo”, expresó la Doctora en Ecología y Biología Evolutiva.

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Según Saavedra, las turberas tienen dos funciones además de mantener agua: capturan y almacenan enormes cantidades de carbono. “Lo que hace naturalmente es ‘agarrar’ este CO2 y meterlo en la Tierra”, explicó.

En ese sentido, esta es la primera vez en la historia de Chile se entrega un proyecto de esta envergadura a la Bienal de Arte, lo que es interpretado por la directora como “una señal potente de que hay que trabajar de manera integrada”.

“No llevamos una turbera. Es una exhibición de arte con distintos espacios, con artistas audiovisuales, con olores, una experiencia”, puntualizó.