Por José Ferrada
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Mientras el mundo lucha para controlar el COVID-19, otro virus está causando estragos entre la población de conejos de América del Norte.

A lo largo de 7 estados en el sudeste de Estados unidos, miles de conejos salvajes y domésticos están muriendo por una rara y altamente contagiosa enfermedad conocida como RHDV2 (o virus de la enfermedad hemorrágica de conejo). “Nos referimos a este patógeno como ‘ébola del conejo’”, asegura Amanda Jones, veterinaria de Killeen, Texas, a The Cut.

Sin embargo, este virus no está relacionado de ninguna forma con el Ébola; un virus que causa un sangrado profuso, fallas orgánicas y muerte en humanos y primates. Aún así, Jones asegura que el RHDV2 destruye el cuerpo de los conejos de forma similar.

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Este virus causa lesiones en los órganos y tejidos de los conejos, lo que conduce a sangrados internos y la posterior muerte del animal. Muchas veces la única señal de que el animal se contagió con la enfermedad se presenta luego de su muerte: sus narices sangran.

Desde abril, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) confirmó casos de RHDV2 en Arizona, California, Colorado, Nevada, New Mexico, Utah, y Texas. Algunas partes del este de México se han visto golpeadas por el virus.

Un virus que se ha “movido como loco”

Este brote es el cuarto de RHDV2 que se haya reportado en Estados Unidos, aunque diferentes variantes del virus se han dado a lo largo de todos los continentes desde que un grupo de científicos lo descubrió en China hace 35 años. Sin embargo, esta es la primera vez que el virus se propaga más en conejos salvajes, liebres y picas nativas de Norteamérica.

“El hecho de que esto se esté propagando por diferentes condados y especies de conejos es bastante preocupante”, aseguró Eric Stewart, director ejecutivo de la Asociación de Criadores de Conejos de Estados Unidos a VIN News.

En 2018, el virus apareció entre conejos domesticados de Ohio y luego otro brote surgió en el Estado de Washington. A finales de febrero, más de una docena de conejos murió en el Centro de Medicina Aviar y Exótica de Manhattan, sucumbiendo al virus en minutos entre convulsiones violentas.

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Este brote del sudeste, el cual apareció en Arizona y Nuevo México un mes después, no tiene relación con los otros dos. “Todavía no tenemos idea de donde se originó”, asegura Ralph Zimmerman, veterinario del Estado de Nuevo México. “Creció y se propagó como loco”.

Cerca de 500 animales en Nuevo México han sido infectados entre marzo y junio. “Tenemos el caso de un sujeto que era dueño de 200 conejos y perdió a todos entre la tarde de un viernes y la mañana del domingo siguiente. El virus pasó y los mató a todos”, añadió Zimmerman.

Las autoridades de Nuevo México llamaron a eliminar el virus. Se instruyó que si un conejo es diagnosticado con la enfermedad, otros que hayan estado en contacto con él sean sacrificados. Esto condujo a la muerte de otros 600 animales en un intento de frenar la propagación del virus.

Hacia abril, un grupo de investigadores reportó casos en poblaciones de conejos de Colorado, Texas y Nevada. Otras docenas de casos se presentaron en California y Utah.

Altamente contagioso y difícil de eliminar

El “ébola de conejo” mata con una eficiencia sorprendente. Una vez que el animal es infectado, el virus se incuba en un corto periodo de 3 días. Algunos conejos comienzan a perder su apetito y energía, aunque algunos no presentan síntomas hasta que mueren.

En las etapas finales, los órganos (bazo e hígado) fallan y su sangre deja de circular apropiadamente. En los brotes actuales, las autoridades han reportado una tasa de muerte de cerca del 90%.

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Los conejos que sobreviven se vuelven una amenaza para sus pares, pues siguen propagando el virus por al menos dos meses luego de recuperarse. El RHDV2 se propaga fácilmente a través de la sangre, orina y heces de los animales.

Mientras el virus no infecta a otro tipo de animales, puede pegarse al cabello, zapatos y ropa para transmitirse entre los conejos. Si un animal toca una superficie contaminada por superficies virales, es probable que se enferme. Los insectos que atacan a los conejos también pueden transmitir el virus.

El patógeno es difícil de eliminar también: puede vivir cerca de 3 meses sobre las superficies a temperatura ambiente. Sobre los 50ºC puede durar al menos una hora y no es afectado por el congelamiento, según la Sociedad de House Rabbit. Peor aún, el virus no tiene cura y no hay vacunas disponibles aún.

¿Un posible riesgo?

“El RHDV2 es un virus emergente. Está relacionado a virus que producen la enfermedad hemorrágica del conejo, que ya se conocía en Europa. Este virus es altamente contagioso y muy letal. Existen evidencias de su capacidad de infectar a conejos domésticos y especies silvestres relacionadas como liebres. Debido a esta capacidad de transmisión entre especies, alto contagio y letalidad, es importante monitorear su comportamiento y distribución por potencial riesgo de transmisión a especies silvestres y domésticas, con los consecuentes daños ambientales y económicos”, aseguró a Futuro360 César González, investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y la Universidad Bernardo O’Higgins.

El experto asegura que si bien existen evidencias de que este virus ha mutado, adquiriendo la capacidad de saltar entre especies relacionadas, no existen evidencias de salto de este tipo de virus a humanos.

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Sin embargo, González asegura que “si bien los conejos son considerados una especie invasora en Chile -especie exótica que provoca daños- al entrar el virus en poblaciones de Chile, estas podrían actuar como reservorios y ser una potencial fuente de transmisión hacia especies nativas relacionadas”.

“Los quiebres o altas mortalidades por virus como este, están generalmente asociadas a granjas de animales que tienden a concentrar altas densidades de animales, siendo esta alta densidad animal un factor central en desencadenar una epizootia -es decir, presentación de enfermedad, análogo al concepto de epidemia en humanos, pero en este caso restringido a animales no humanos-”, concluyó el experto.

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