Por Andrea Moreno Espinosa
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Un cigarro, un trago, o comida chatarra. Costumbres que se convierten en adicciones y que finalmente en la rutina de muchos. El problema está en que no sólo provocan dependencia en el organismo, sino que son también un punto débil frente al coronavirus.

Se ha demostrado que el grupo de fumadores, bebedores y población con sobrepeso tienen un mayor riesgo de contraer SARS-CoV-2 y peor aún si ya hay contagio, presentan complejidades y severos síntomas.

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Para entender cómo y de qué manera afecta con los factores mencionados, es necesario dimensionar cada uno de ellos. Lo primero es tener en cuenta que el tabaquismo ya es considerado un factor de riesgo para enfermedades respiratorias y frente al coronavirus significa un doble riesgo.

Estudios internacionales han alertado sobre esta situación e incluso según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves de COVID-19. Esto principalmente porque el sistema inmunológico está más debilitado.

Jorge Jorquera, médico broncopulmonar de Clínica las Condes, señala que el humo del tabaco deteriora varios componentes o mecanismos de defensa del sistema respiratorio. Disminuye la inmunidad en parte, celular, y también algunos mecanismos de limpieza mucociliar que uno tiene en la nariz, en la garganta, en la tráquea, y por lo tanto, hace más proclive a enfermarse. Esto se encuentra demostrado en las neumonías, en la influenza, que tiene cinco veces más riesgo de tener un paciente fumador.

Agrega que hoy la información indica que los pacientes tienen más riesgo de desarrollar infección por coronavirus. Contagiarse más frecuentemente al menos dos aspectos. El primero, el coronavirus se une a la célula del epitelio del pulmón a través de un receptor. Lo que se piensa es que los pacientes fumadores, tienen más receptores. Está aumentada la expresión de ellos y por lo tanto hay más susceptibilidad de adquirir la infección.

Otro punto es que, no solo es por fumar cigarros, también por usar vaporizadores, pipas de agua, o fumar marihuana, aumenta la transmisibilidad del virus.

Una vez adquirido el virus, es más complejo, se ha visto que tienen más riesgo de tener una infección más sería, más insuficiencia respiratoria. Hay un estudio que demuestra que tienen más riesgo en ingresar a UCI y necesitar ventilación mecánica. Un riesgo dos veces más que para el paciente no fumador”, asegura Jorquera.

La recomendación, dicen, es no fumar durante esta pandemia y ojalá dejarlo definitivamente. Para el segundo grupo de riesgo el panorama no varía sustancialmente. En bebedores, el virus tiene mayor incidencia por motivos similares a fumadores.

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Para Javier Brahm, hepatólogo de Clínica Las Condes, hay dos escenarios. Uno es para quien bebe alcohol y no está enfermo del hígado y el segundo corresponde a aquellos que ingieren cantidades importantes. “Claramente el alcohol es depresor del sistema inmunológico. Por supuesto al estar disminuido, está más expuesto ante una ingesta exagerada de alcohol”.

En un principio hubo muchas noticias en las que se aseguraba que beber podía funcionar como prevención frente al virus, pero… “La noticia no está confirmada. Al contrario, al tomar mucho, aunque se tenga el hígado sano, se está más expuesto”. Aquellos enfermos siendo bebedores crónicos de alcohol, que hayan tomado por años y que tengan el hígado enfermo, llegando a la cirrosis, este se considera el grupo de mayor riesgo”.

Con la ingesta de acohol para una persona con hígado sano, el sistema inmune de todas formas, está algo más indefenso, y por supuesto en el caso de un enfermo crónico, está mucho más expuesto”, dice Brahm

En relación al tercer grupo quienes sufren de sobrepeso, el escenario es similar. Especialistas de Wuhan, ciudad donde comenzó el brote, realizaron un análisis de 112 pacientes ingresados. El resultado arrojó que el índice de masa corporal de las personas que estaban en estado crítico era notoriamente superior al del resto de los enfermos.

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El estudio se encrudeció cuando reflejó que los pacientes fallecidos por esta causa el 84,8% tenían sobrepeso. Dato relevante si consideramos que el año 2019, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, señaló que el 74% de la población adulta en Chile sufre de sobrepeso u obesidad.

Sabrina Wigodsky, nutrióloga de Clínica las Condes, dice que la condición de sobrepeso, y más aún la obesidad, se caracterizan por presentar una inflamación de bajo grado, pero persistente.

“Esto significa, que las células del cuerpo están siempre actuando como si hubiese una inflamación a la cual hay que responder. El origen de esto se da en la resistencia a la insulina que es característica, en mayor o menor medida, de cuando el peso no está en un nivel óptimo, y sobre todo cuando la grasa abdominal está aumentada. Asimismo, el tejido adiposo, la grasa corporal, no es un tejido inerte, sino que libera sustancias llamadas adipoquinas, que algunas pueden inducir y perpetuar esta inflamación. El estado inflamatorio lleva a que el sistema inmune no funcione de forma óptima, por lo que esta población efectivamente tiene una desventaja a la hora de enfrentarse con este virus”.

En definitiva, sería más fácil contraer coronavirus si el sistema inmune está más débil pero también aumentaría el riesgo de complicaciones por las enfermedades asociadas. Y el 80 % de las personas obesas pueden llegar a asociar entre una y doce enfermedades graves.

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Asimismo, se ha visto que la obesidad es un factor de riesgo para tener una peor evolución al contraer el virus. Entre otras cosas, tienden a haber problemas en la ventilación, coagulación y otros factores importantes a la hora de batallar contra la enfermedad. Además, la obesidad también se asocia a otras comorbilidades, tales como diabetes e hipertensión, que por sí mismas, también contribuyen como factor de riesgo a tener una evolución más desfavorable”. Dice Sabrina.

Karen Salvo, nutrióloga de Clínica Alemana recomienda identificar adecuadamente cuándo comer. “El momento nos dice, nos hace sentir hambre y hay que responder a esa sensación de hambre. Al mismo tiempo, hay que responder a la sensación de saciedad. Creo que en la medida que podemos entrenarnos a estar más atentos a cuanto necesita nuestro cuerpo, nos va a permitir cuidar mucho más el peso”.

Razones de peso tiene para cambiar su estilo de vida. Tanto si fuma, ingiere alcohol o está en la población de riesgo con sobrepeso. Buscar prácticas sanas es fundamental para tener una mejor calidad de vida y una mejor respuesta frente al virus.

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